Hace apenas unos días ha fallecido en Andavías Lucas de Pedro Prieto, tras una larga y penosa enfermedad. Todos los que lo hemos conocido estaremos de acuerdo en considerarlo una buenísima persona, un excelente esposo, un excelente padre y un excelente abuelo, incluso en los momentos tan difíciles que tuvo que soportar. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, a colaborar en la iglesia en lo que fuese necesario y, con su carácter tranquilo, hacía que fuese muy fácil la convivencia y la relación humana.

Quiero destacar que Lucas de Pedro Prieto ha sido "director", "presidente" y el "alma mater" de la Asociación Cultural "Puer natus", coro de hombres de Andavías, y actualmente era, por unanimidad de todos sus miembros, su "presidente honorario". Gracias a él hemos llevado con mucho orgullo el nombre de la Asociación Cultural "Puer natus" y el nombre del pueblo de Andavías por distintos países como Francia, Polonia y Portugal, y muchas ciudades y pueblos de España y de la provincia de Zamora con él como director, mientras su enfermedad se lo permitió.

No puede decirse que la vida haya sido generosa con él pues la salud no lo ha acompañado, sobre todo, desde hace nueve años, pues una gravísima enfermedad cambió su vida y la de su familia.

En tal situación, la familia optó por la intervención quirúrgica, extremadamente complicada, con el deseo de mejorar o al menos paliar, en lo posible, los efectos del dolor y de la enfermedad.

Ante tan valiente y arriesgada decisión se me viene a la memoria recordar las palabras que Marco Tulio Cicerón, gran escritor y orador romano, escribió en una carta dirigida a su amigo Ático: "Aegroto, dum anima est, spes esse dicitur" "Se dice que, para un enfermo, hay esperanza mientras hay vida". Es lo que la familia tuvo muy presente, que no debía renunciar a que Lucas mejorase y se recuperase. Nunca perdieron la posibilidad de lograrlo, pues "mientras hay vida, hay esperanza".

La intervención quirúrgica se produce en abril de 2007 con el resultado esperado por los médicos y no tuvo el éxito deseado porque no se pudo realizar con total satisfacción.

Después de una recuperación adecuada y de llevar una vida aceptable, llega el mes de agosto de 2008 donde los problemas de movilidad se acentúan y Lucas comienza a utilizar la silla de ruedas para desplazarse. En ese momento su ánimo era inmejorable, seguía teniendo una fuerza enorme y unas ganas inmensas de vivir y de seguir adelante.

Es precisamente a partir de aquí cuando comienza una nueva vida para él y para la familia. Su salud se va deteriorando poco a poco y afecta al día a día. La entrega y dedicación de todos los suyos en el cuidado del ser querido fueron inmediatas.

La enfermedad poco a poco va avanzando y se va debilitando cada vez más su salud, a la vez que la familia va perdiendo la esperanza de una mejoría y de una pronta recuperación, aunque su atención y celo para con él no cesan. La vida diaria se hace cada vez más dura pues la pena y el dolor se alargan un día y otro día.

Publio Siro, escritor latino de la antigua Roma, escribió: "Brevis ipsa vita est sed malis fit longior" "Nuestra vida es breve, pero se hace más larga por culpa de los infortunios". De ello puede dar fe Lucas, pues lo sufrió en sus propias carnes por culpa de su grave enfermedad.

Es digno de destacar cómo Lucas ha soportado su vía crucis particular, llevando su cruz con total resignación y dignidad, y mostrando en muchas ocasiones una cara amable a su familia para agradecer el exquisito trato y cuidado que recibía.

Pero como todo tiene su final, la muerte, hacia la que todos nos dirigimos día a día en nuestro caminar, pero que no sabemos cuándo nos va a arrebatar, llegó para Lucas el 21 de febrero de 2016, porque las personas buenas también mueren. Con esa calma y sosiego que le han caracterizado en vida ha recibido y ha asumido la muerte. Por fin iba a descansar en paz.

Cuando muere un ser querido un enorme dolor y una gran tristeza invaden nuestro corazón aunque sea después de una larga enfermedad. Y aunque duela decirlo, ante la situación extrema a la que llegó Lucas con una discapacidad física cada vez más aguda, su fallecimiento espero que haya tenido una sensación de alivio para la familia.

He sido testigo, en muchas ocasiones, del trato que la familia le ha dado durante todo este tiempo, con qué cariño, con qué sensibilidad, con qué comprensión, con qué afecto, con qué resignación y con qué paciencia lo han cuidado, en definitiva, cómo han sabido estar. Su esposa Carmen y su hijo Lucas se entregaron, desde el principio, en cuerpo y alma al cuidado de su esposo y padre. Su hija Mari Carmen y su nieta Carlota, que residían lejos de Andavías por motivos de trabajo, intensificaron sus visitas, siempre que podían, para con su presencia ayudar, animar y estar al lado de la persona querida, sobre todo en vacaciones que las pasan junto a él.

A todos vosotros, querida tía Carmen, queridos primos, Mari Carmen, Lucas y Carlota, quiero deciros que habéis cumplido con creces con la persona querida en vida, una vida en los últimos años dedicada exclusivamente a su cuidado renunciando a muchísimas cosas.

Por mi parte, quiero deciros que "No os lamentéis por haberlo perdido sino alegraos por haberlo tenido estos años, aunque sea en esas circunstancias".

Por último, como integrante del grupo "Puer natus" y, además, sobrino, desde aquí quiero rendirle a Lucas, a mi tío Lucas, mi pequeño pero muy sentido homenaje, mostrarle mi admiración y agradecimiento, y desearle de todo corazón que descanse en paz pues se lo merece como nadie.

"Sic tibi terra levis". "Ojalá que la tierra te sea leve".

Isidro Prieto Hernández