Allá por el año 2008, la Junta de Castilla y León en un muy raro gesto de generosidad con Zamora puso en marcha el proyecto de dotar a la ciudad con un centro de congresos y exposiciones en lo que había sido el antiguo teatro de la Universidad Laboral, y de cuyo presupuesto, 14 millones de euros, se hacía cargo en un 70 por ciento, mientras el Ayuntamiento de la capital se comprometía a financiar el resto. Incluso solo unos meses después, el eterno presidente de la Junta, Herrera, se acercó a Zamora para hacerse la foto junto a las autoridades locales poniendo la primera piedra.

Y ahí se acabó el proyecto, uno más de los muchos que se acumulan por estos lares que siempre han sufrido a politicastros de esos que todo lo hacen de boquilla pero que luego no hacen nada, en realidad. El caso es que, para empezar, la empresa concesionaria de las obras quebró, lo que paralizó los trabajos, y ello dio pie al Gobierno regional para que amparándose en la crisis y en las medidas de austeridad que había que tomar, cancelase el asunto para siempre, ante la pasividad del Consistorio, gobernado entonces por el PP, como en los últimos 20 años. Se pensó luego, aunque eso debió pensarse antes, que el restaurado teatro Ramos Carrión podía ser un mejor centro de congresos, se vallaron las obras, y nadie ya pareció acordarse más del proyecto de la Laboral.

Hasta que en la campaña electoral para las municipales de 2015, el presidente de la Junta, en un mitin del PP, prometió, creyendo que era su partido el que iba a seguir gobernando el Ayuntamiento de Zamora, que se reanudarían las obras del centro de exposiciones para hacer un centro cívico al servicio de la ciudad. Pero, como se sabe, la Alcaldía fue a parar a IU y PSOE, en coalición, y el alcalde, Guarido, reclamo entonces la promesa de Herrera. Como la cosa era tan descarada, y lo contrario hubiese sido una inaceptable muestra de sectarismo, desde Valladolid se aceptó, aunque fuese así, como por encima, quedándose a la espera de conversaciones para concretar detalles, sobre todo los económicos pues la ejecución de la obra supondrá unos dos millones de euros, montante que el Ayuntamiento capitalino quiere que sea cubierto en un 70 por ciento a cargo de las arcas regionales.

En esas se está, con buena disposición por ambas partes como lo demuestra el hecho de que la Junta haya remitido ya el anteproyecto al alcalde. Al margen, cabe preguntarse si esta iniciativa es tan importante para Zamora como para ser colocada encabezando la lista de prioridades municipales. Pero bien está, será una dotación mas para la ciudad. Lo que no cabe esperar es regateos o aplazamientos desde el Gobierno de la comunidad, dado el trato discriminatorio sufrido con este asunto desde sus inicios. Ahora se ha sabido que la Junta, tan rácana siempre con la provincia, ha presupuestado para este año tres millones más de euros para finalizar el centro de congresos de León, que ese sí que no se paralizó con la crisis, y en el que lleva invertidos casi 20 millones. Y para el Museo de Semana Santa de Zamora, 300.000 euros, como quien hace un gran favor. Total igual.