Como en las mejores familias siempre hay discusiones, cabreos y cuestionamientos -en los momentos difíciles- pero la lealtad y la firmeza de la conciliación "personal y familiar" deberían estar muy por encima de esos feos espectáculos del "tú más y ya verás la que te arreo". Eso explica, en parte, el tono bronco con toques chabacanos de los portavoces políticos en las dos sesiones de investidura de estos días. También las contestaciones desde las distintas bancadas fueron un poco arrabaleras. Es verdad que algunas declaraciones provocaron protestas y risas estruendosas, como el lapsus de Rajoy cuando afirmó bobaliconamente: "Lo que nosotros hemos hecho, cosa que no hizo usted señor Sánchez, es engañar a la gente". En la última sesión de investidura, Mariano Rajoy, más que nunca amortizado, mantuvo un estilo chulesco y mordaz contra el líder del puño y la rosa.

Algunos exdirigentes socialistas, principalmente la vieja guardia -el búnker- del partido, y barones sociatas conversos al neoliberalismo, se han empeñado en conducir al PSOE de Pedro Sánchez a las mansiones de la derecha (la del centro de C´s y la extrema del PP), hacia el Ibex35, con los poderes fácticos españoles y europeos. Y la jugada les ha salido mal, muy mal, de momento.

O cambia este PSOE o le cambian los electores. Por eso, Pedro Sánchez tiene que hacer más que lo imposible por formar ese Gobierno de coalición, de izquierdas, del cambio progresista no solo reformista. Aún puede ilusionar a nuestro país y dar soluciones a las demandas de millones españoles. Si no lo hace, la ciudadanía se lo hará pagar muy caro en las próximas elecciones.

"Aún puede rectificar, negocie con nosotros", reclama Pablo Iglesias al líder socialista. Pero una referencia suya a los GAL desata el momento más tenso en el Congreso entre socialistas y podemitas: "Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva". Y con este incidente, la fractura es severa, y los puentes parecen estar más que rotos para un Gobierno de coalición de izquierdas.

El caso es que antes de este rifirrafe entre P. Sánchez y P. Iglesias habían protagonizado otros dos duros enfrentamientos, que tal vez sacaron de sus casillas al líder de Podemos. El socialista criticó duramente la connivencia de Iglesias con la excarcelación de Otegi, y contra la afirmación del podemita de que el vasco era un preso político. También Sánchez utilizó la memoria de las víctimas del terrorismo (asesinato por ETA del socialista zamorano Isaías Carrasco) para atacarle y echarle en cara su complicidad con Otegi. Esta insinuación es vil, impropia y miserable -se lo dijo a la cara- de alguien que aspira a ser presidente de Gobierno.

La verdad, este ataque de Sánchez contra Iglesias corta puentes y destruye una relación personal endeble de por sí. Y no aportó nada a la votación en la investidura, y encima estaba atacando a un posible socio de apoyo, de coalición, a su nombramiento como presidente del Gobierno. Estaba fuera de lugar. Y estas críticas de Sánchez, más las de Felipe González, Guerra, Corcuera y varios sociatas de la vieja guardia, han provocado las reacciones de Podemos contra ellos. Desde los insultos de Alfonso Guerra a los "niños mal criados" de Podemos comparándolos con los autores del 23-F, hasta las de otros sociatas tildándoles de filoetarras, amigos de terroristas del Isis, drogadictos, perroflautas, vagos, delincuentes, quemaiglesias, dictadores, chavistas, castristas y un largo rosario de insultos varios. Sin embargo, la inmensa mayoría de votantes, militantes y dirigentes de Podemos, no sabe nada ni le van las cosas de Maduro ni de Chávez ni de Castro, ni han cobrado nada de ellos. Pero, Felipe González y Aznar y otros gobiernos españoles, hasta el actual en funciones, sí han hecho negocios con ellos y con regímenes dictatoriales, y siguen tan campantes.

Sí, ahí están PSOE y Podemos, una mano tendida y la otra como en los juegos de infancia, escondida por detrás con los dedos cruzados para negar el asentimiento o mentir; o con el otro puño -izquierdo- cerrado para descargar un mamporro a la cabeza del contrario. Se tienden las manos, pero unas manos al cuello, porque sigue F. González metiendo el dedo en la llaga con eso de que Iglesias está lleno de rabia y odio contra él. Y claro, los podemitas le contestan con el caso Lasa y Zabala -más caso GAL, Fondos Reservados, caso Roldán, Flick, Filesa y varios más-. Todo lo anterior, dice Iglesias, inhabilita al exdirigente socialista para seguir estando en política y menos aún ser referente ético de nada. Y eso que González fue en una primera etapa unos de los mejores presidentes, si no el mejor, de la llamada transición española.

El líder de Podemos acusa a F. González de empujar al candidato socialista hacia C´s, que es un PP parcheado. Y acusa a Sánchez de haber engañado a la Izquierda, de no haber sido honesto con ellos, y le advierte contra "la naranja mecánica" de C's. Y ese empecinamiento del pacto, solo con Albert Rivera, le ha llevado al fracaso en las dos sesiones de investidura.

La mayoría de los congresistas, fuera del PP y C´s, están convencidos de que sí hay números y mimbres para un gobierno de coalición y de progreso. Y si Pedro Sánchez sigue empeñado en que sin que participe C´s no hay acuerdos con nadie, puede verse otra vez solo con esos Ciudadanos de derechas; eso sí, 30 años más jóvenes que los del PP de Rajoy.

Esperemos que en estos próximos días recapacite el líder socialista y tienda honradamente la mano a las izquierdas.