En el periódico "El Heraldo de Zamora", de fecha 27 de enero de 1916 (hace ahora cien años) se publicaba en primera página una noticia con el título "Para orgullo de Zamora". Elogiaba la labor docente e investigadora que estaba llevando a cabo un zamorano en Melilla, ciudad entonces del Protectorado Marroquí y hoy Ciudad Autónoma española. Textualmente, decía El Heraldo: "Obra de innegable importancia es sin duda alguna la de la difusión del árabe; y más hoy, cuando nuestra política trata nada menos que de extender nuestra influencia en la zona marroquí. Y desde ese punto de vista el estudio del árabe constituye preocupación de los Gobiernos, que a toda costa tratan de imponer a los españoles en los beneficios que el conocimiento de las costumbres del pueblo africano pueden reportar a la misión redentora que a nuestra patria se le confía con el protectorado de Marruecos. Un buen zamorano, un hijo ejemplar de esta hidalga tierra, don Leopoldo Queipo Riesco, médico ilustre, comandante del Cuerpo de Sanidad que está haciendo la campaña de África, prestando importantes servicios en el hospital militar de Melilla y en la Policlínica de la Salud de aquella plaza, conocedor de cerca del problema africano, se ha impuesto la ímproba tarea de fomentar la afición al estudio de la lengua árabe, cuya historia tanta influencia ejerció en nuestro pueblo, hasta que el pueblo de Mahoma se vio obligado a empezar el éxodo en tiempo de los Reyes Católicos. En "La Gaceta" y en "Heraldo de Melilla" se han dedicado trabajos encomiásticos que nos enorgullecen, para la obra bienhechora de nuestro querido amigo el ilustre doctor Queipo, persona conocidísima en este localidad, donde cursó brillantemente el Bachillerato y donde más tarde prestó servicio en el Regimiento de Albuera. Don Leopoldo Queipo Riesco cuenta, pues, en Zamora con grandes afecciones además de con numerosos amigos. Se recibió de doctor en Madrid, siendo alumno predilecto de dicha Facultad, además de alumno interno del Hospital San Carlos, obteniendo más tarde en las oposiciones a Sanidad Militar el número uno. Vio la luz primera en Argujillo, donde tiene numerosa familia y pueblo que bien puede enorgullecerse de tener un hijo tal preclaro, que cuenta en la actualidad cuarenta y tres años de edad. Ilustramos esta información con una bellísima fotografía de los niños Celia y Federico Queipo Cano y Rafael Queipo Gómez, hijos y sobrino, respectivamente, de nuestro paisano, practicando ante las pizarras de la Escuela de Árabe de Melilla la escritura de aquel idioma por el método del P. Lerchundi. Celita, monísima niña de siete años de edad, se examinó recientemente de los cursos primero y segundo, obteniendo premio extraordinario en ambos, alcanzando iguales calificaciones su hermanito y su primo, que apenas cuentan diez años de edad. El tribunal de exámenes ante el éxito tan brillante de los niños y careciendo de atribuciones para conceder premios especiales a los alumnos paisanos, decidió dar cuenta de los acaecido al General presidente de la Junta de Arbitrios, cuya corporación se honró donando a los pequeños arabistas unas medallas de oro y artísticos diplomas debidos a la pluma del notable calígrafo señor Aguilera. En la entrega de los premios a los niños, pronunció el general Arráiz un elocuente discurso elogiando el casi halagüeño y consolador de nuestros paisanos. Con orgullo y con el fin de que sirva de emulación publicamos la anterior fotografía para que sirva de ejemplo, haciendo renacer en nuestros corazones la esperanza de triunfo en la misión humanitaria que España está realizando en las tierras del Magreb. Para don Leopoldo Queipo nuestra entusiasta felicitación, así se hace patria, cultivando en las inteligencias de los niños la afición a esos estudios de los que depende la tranquilidad de la nación. Dadas las elevadas dotes mentales del respetable paisano, las orientaciones pedagógicas de sus hijos no son más que una consecuencia. En Zamora, que se guardaban gratos recuerdos del señor Queipo, existe hoy un motivo más de respeto y admiración".

También he podido averiguar que en 1927, todavía estaba en Melilla nuestro paisano. "La Gaceta" de Madrid, de fecha 16 de noviembre de 1927, publicaba una nota oficial en la que se concedía licencia por enfermedad al profesor de Gimnasia de la Escuela General y Técnica de Melilla don Leopoldo Queipo Riesco.

Confieso que en mi vida había oído hablar de don Leopoldo Queipo y ahora, después de tantos años, veo que en Melilla existe un Instituto de Segunda Enseñanza con el nombre de Leopoldo Queipo donde se imparten un bien número de disciplinas académicas. No tengo la suerte de conocer Melilla, donde supongo que el centro docente Leopoldo Queipo será sobradamente conocido por sus habitantes. Lo que pienso que es posible que los melillenses no sepan que Leopoldo Queipo Riesco era zamorano.

Con el recuerdo a nuestro paisano don Leopoldo Queipo Riesco, aprovecho para enviar un testimonio de afecto a la ciudad autónoma de Melilla que semanas atrás sufrió las consecuencias del terremoto que les ha ocasionado bastante pérdidas materiales, además de los sustos consiguientes.