Pese a que desde antes del 20D, el PSOE haya rechazado una y otra vez la posibilidad de un Gobierno formado por el PP y los socialistas, ahora con Ciudadanos incluido, Rajoy, inmune a las calabazas tan reiteradamente recibidas sigue con su empeño de llevarse al huerto a Sánchez, el mismo que le llamó indecente y el mismo al que él, en contestación, calificó de miserable ante las cámaras de televisión. Y como se sabe, apenas acabada la sesión de investidura que ha dejado a Sánchez y Rivera por los suelos, el PP vuelve a intentarlo y Rajoy quiere volver a hablar con el frustrado aspirante a la presidencia del Ejecutivo, a ver si lo convence para evitar tener que ir de nuevo a las urnas si no se consigue en estos dos meses siguientes, un acuerdo sólido y sostenible.

Los argumentos de Rajoy, los de siempre, su matraca habitual: la estabilidad y el crecimiento de la economía, avalados por sus propios datos que no suelen coincidir con los manejados oficialmente por la Unión Europea. Lo de lograr un Gobierno estable podía haberlo conseguido el PP solo con votar a Sánchez o al menos haberse abstenido. Pero de lo que se trata, claro, es de que Rajoy siga en la Moncloa y el PP en el poder, sea como sea. Y en cuanto al crecimiento macroeconómico, pues ni tanto ni tan calvo, cuando ya todos los partidos han acordado, sea quien sea el que gobierne, que hay que pedir prorroga a Bruselas al no poder cumplirse los objetivos de déficit público impuestos. Aun así, Rajoy no tiene empacho en asegurar a quien lo quiere escuchar que España ha salido de la crisis y que es el país de mayor crecimiento de la UE en estos últimos años.

Solo que tampoco eso es cierto, pues aunque no se puede negar y nadie niega la mejora experimentada, y que se nota más en el consumo doméstico que en otra cosa pues la situación de las pequeñas y grandes empresas sigue dejando mucho que desear, la realidad es un tanto diferente en relación con Europa. Dentro del grupo del furgón de cola, ha sido y es la pequeña Irlanda la que destaca por encima de los demás países por su resurgimiento después de haber sufrido todos los males, desde una dura política de austeridad y ahorro al obligado rescate financiero en 2010 por parte de la UE. Ahí están los datos de 20l5, con un crecimiento del 7%, al nivel de China, una deuda pública rebajada al 97 por 100 cuando llegó estar en el 120%, un índice de paro del 12,5, y satisfecha en casi un 40% la deuda comunitaria que mantendrá durante muchos años todavía. Así que, menos lobos, porque a ver quién les tose a los irlandeses, y con buenas perspectivas de futuro.

España está en el podio, sí, pero no es la primera. Por cierto que a Irlanda le sucede ahora igual que a España y los otros países que más duramente han sufrido la crisis: las elecciones han condenado sin piedad a los Gobiernos de los recortes y la austeridad. El pasado domingo los irlandeses fueron a las urnas para echar al centroizquierda y lo han conseguido, dibujando un nuevo mapa político que como ocurre en nuestro país será difícil hacer realidad, sin mayoría alguna y con los escaños muy repartidos.