No me extraña que la totalidad de federaciones de municipios y provincias, cuántas de ellas socialistas, se hayan mostrado contrarias a la supresión de las diputaciones contenidas en el acuerdo de gobierno alcanzado entre los líderes nacionales del PSOE y Ciudadanos, Pedro Sánchez y Albert Rivera. Es incomprensible la manía persecutoria de Rivera hacia estas instituciones, producto más bien del desconocimiento y de las leyendas urbanas entorno a ellas. Ignoro el trabajo de las demás, pero puedo decir muy claramente que si se suprime la Diputación de Zamora, no solo lo lamentarían todos los municipios de la provincia, también el mundo del deporte que hoy por hoy pende de la generosidad enorme de la institución zamorana y con el deporte, el turismo, el bienestar social, la familia y la igualdad, la cultura, las obras, el patrimonio, la agricultura y ganadería, en fin?

"En cada provincia habrá Diputación, llamada provincial, para promover su prosperidad...", establecía la Constitución de Cádiz en su artículo 325. Tal fue la importancia de este artículo que se han mantenido a lo largo de los tiempos. Si lo que pretende el líder de Ciudadanos llegará a ocurrir, en lo que a Zamora respecta, apaga y vámonos, dado el abanico impresionante de competencias de la institución provincial, el generoso marco de ayudas que dispone para que la vida no se detenga. Porque donde otras instituciones no llegan porque no saben o no quieren o no tienen voluntad o se pasan por el arco del triunfo su deber para con los ciudadanos, la Diputación de Zamora realiza cada día un ejercicio de responsabilidad. Es posible que si las diputaciones desaparecen siga la gente viviendo en los pueblos, pero malamente. Y los caminos y carreteras uniendo los pueblos, pero hechos una mierda.

Tengo la sensación de que en materia tal, el señor Rivera, como tantos otros, se columpia un poco. Nadie nos ha explicado todavía los términos de los consejos de alcaldes que se proponen en su sustitución y que tengo para mí son un batiburrillo de no se sabe qué. No se puede hablar gratuitamente, enrocarse en una posición sin dar lugar al diálogo, al acuerdo que pasa indudablemente por el conocimiento de estas antiguas instituciones que la mayoría no duda en calificar de "necesarias". Al señor Sánchez ya le han puesto las peras al cuarto sus propias gentes ante lo que puede avecinarse de conseguir su objetivo a ultranza de llegar a la Moncloa por todos los medios posibles a su alcance o al de los demás. Rivera demuestra un desconocimiento supino del trabajo que realizan las diputaciones. Y Sánchez le da cuerda.

Los pequeños municipios necesitan el respaldo en materia económica o de asesorías técnicas que les brindan las diputaciones. La validez y utilidad de las diputaciones es incuestionable. Ellas son parte de la solución, nunca del problema en la actual coyuntura de adversidades económicas. Hay que reivindicar por lo tanto su utilidad, Zamora es la mejor muestra, con un sí rotundo a las diputaciones.