Contra el acuerdo PSOE-Ciudadanos, pese a ser prácticamente imposible la investidura, se revuelve en contra el PP con todas sus armas y bagajes y desde todos los ángulos. Natural, pues es mucho lo que está en juego, y ahora, encima, la posibilidad de que un día puedan suprimirse las diputaciones, lo que tanto les duele, pese a ser la más flagrante de las tantas y tantas duplicidades existentes en la configuración constitucional del estado. Pero no solo los del PP, sino que también se escuchan protestas en aquellas otras diputaciones que desde mayo del año pasado son gobernadas por el PSOE.

Hay miedo en Rajoy y los suyos, pese a la seguridad generalizada del fracaso de la investidura de Sánchez, porque no se deja de temer que en el último instante Podemos pudiera decidir desalojar al PP del Gobierno de la nación. Eso es lo que ha pedido a Pablo Iglesias, el ex secretario regional socialista de Castilla y León y ahora portavoz de su partido en el Senado, Óscar López, quien ha apelado a Podemos para sumarse al acuerdo entre PSOE y Ciudadanos -y abstenerse en la votación de investidura sería apoyar el pacto- con objeto de facilitar de una vez el cambio que ha demandado en las urnas la mayoría de los españoles. Tiene claro López que los votantes de Podemos lo que quieren es mandar al PP a la oposición, y no que Iglesias forme una pinza con Rajoy para frenar el proyecto de Sánchez. Y en el mismo sentido se ha expresado en Valladolid el portavoz parlamentario de Ciudadanos en la comunidad, haciendo hincapié, además, en la necesidad perentoria de suprimir las diputaciones, que no significará hacer desaparecer los ayuntamientos, como se sugiere torticeramente desde el PP. Ni crear más paro pues los funcionarios pasarían a depender y estar al servicio de la Administración autonómica.

Unas declaraciones estas que se han hecho tras celebrarse el otro día el 33 aniversario del Estatuto de Castilla y León, una conmemoración que a la gente no le dice nada, ni le va ni le viene, y que solo recuerdan y festejan, por tanto, los políticos, sobre todo las huestes de Herrera, tantos años disfrutando del poder. Naturalmente, ni palabra por parte del PP acerca de la investigación sobre la corrupción de la trama eólica y muchas palabras, en cambio, para arremeter contra PSOE y Ciudadanos, por su alianza, y por supuesto a defender las diputaciones, puestas en peligro, según el presidente de la Junta, por "la arrogancia de políticos de diseño", nueva categoría o clasificación, por lo visto, para diferenciarles de los políticos de oficio y beneficio. Añadiendo que, en realidad, de lo que se trata es de llevar a la práctica la desaparición de los municipios de menos de 5.000 habitantes, tan irremplazables como las diputaciones para la Junta.

La impresión que causan es que están bastante de los nervios, porque es consciente el PP de que los nuevos comicios de junio, si es que no hay otra solución, los condenarán, lo más seguro, a un nuevo y definitivo fracaso. A más del 60 por ciento de los consultados en una reciente encuesta los convence la alianza de centroizquierda PSOE-Ciudadanos. Aunque no pueda ser.