El 3 de marzo se celebra la memoria de san Emeterio y san Celedonio, naturales de Calahorra (La Rioja), que sufrieron en esta ciudad el martirio bajo la persecución del emperador romano Diocleciano, en torno al año 298. Eran hermanos y formaban parte de la legión imperial, pero la abandonaron al hacerse cristianos y profesar la nueva "milicia de Cristo". Fueron juzgados por ello y torturados en la prisión calagurritana. Más tarde, en las afueras de la ciudad, fueron decapitados junto al río Cidacos un 3 de marzo. En la Edad Media sus restos fueron llevados a Cantabria, para preservarlos de la amenaza de los árabes. Se ocultaron y su rastro se perdió, hasta que fueron halladas en el transcurso de unas excavaciones en la "iglesia baja" de la Catedral de Santander, llamada del Santísimo Cristo, en 1531. Allí se veneran actualmente en unos relicarios.