Cuando escucho a algunos españoles decir que España no es Venezuela, recuerdo que hace 15 años la mayoría de venezolanos también pensábamos que Venezuela no era Cuba, y mire usted cómo estamos ahora?".

Así respondía Leopoldo, padre de Leopoldo López, a preguntas de los periodistas en la rueda de prensa que ofrecía en Madrid el pasado día 19, al cumplirse los 2 años del encarcelamiento de su hijo en la prisión de Ramo Verde.

El día anterior se cumplía un año de privación de libertad de Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, a quien, después de 10 dilaciones, le llevaron ante un juez con una petición de 16 años de prisión.

De nada ha servido las reiteradas condenas a la actuación del Régimen por parte de multitud de Organismos Internacionales, de Defensores de Derechos Humanos, de Parlamentos, de expresidentes de todo el mundo occidental.

De nada ha servido que el propio fiscal que llevó la acusación contra Leopoldo López, y que lo condenó a casi 14 años, haya confesado que fue una acusación montada con pruebas falsas.

De nada va a servir, según temen los propios parlamentarios venezolanos, que la nueva Ley de Amnistía para los presos políticos, aprobada por la Asamblea Nacional se vaya a aplicar, ya que Maduro ha anunciado su decisión de no aplicarla.

De nada ha servido que el pasado 6 de diciembre, la gran mayoría de los venezolanos votase a favor de la oposición del Gobierno Bolivariano.

Leopoldo y Antonio y Ceballos y otros 80 presos políticos, siguen soportando la injusticia y la crueldad, y, entre tanto, los venezolanos, el pueblo al que dice representar Maduro, carecen de los alimentos y enseres básicos, de la compra diaria, porque el desabastecimiento es dramático.

No encuentras donde comprar harina, leche, pollo, pañales, y cuando lo encuentran, los precios son tan disparatados que han hecho que la inflación supere el 700%, según los datos del FMI.

Y entre tanto en España asistimos a títeres para niños donde se violan monjas y se ahorcan a jueces, el pronunciamiento de Ayuntamientos como el de Pontevedra, contra el presidente del Gobierno; o las humillaciones como la del alcalde de Cádiz, negándose a recibir en la ciudad y a entregar los Premios Libertad, que el propio Ayuntamiento ha concedido a Leopoldo López, a Antonio Ledezma y a M.ª Corina Machado.

Estos hechos que ocurren en Pontevedra, en Madrid o en Cádiz, no son solo anécdotas de mal gusto, reflejan una actitud de rencor hacia el rival político y proliferan cada día con más asiduidad. Así empezaron en Venezuela.

Por eso, en estos momentos de incertidumbre sobre la formación de un nuevo Gobierno, no estaría de más reflexionar sobre la llamada de atención de Leopoldo padre a los ciudadanos y a los políticos españoles: "No comentan los mismos errores que nosotros, por favor".

(*) Senador por Zamora