No soy capaz de recordar si llegué antes a Eco o a Borges pues en mi personal imaginario literario son contemporáneos en su nacimiento allá por los años 80. Más bien creo que, en mi caso, el discípulo precediera al maestro. "El Nombre de la Rosa" es, probablemente, una de las primeras novelas "adultas" que recuerdo haber leído. Si bien el libro que lanzó a la gran fama al erudito Umberto Eco se publicó en 1980, no fue hasta diciembre de 1982 que se editase traducido a nuestra lengua. Calculo por tanto en la primavera del 83 su llegada a mis manos.

Esto poco importará a quien lea esta columna, pero es bien sabido que quien escribe, no pocas veces lo hace para sí mismo. Hace una semana que el italiano nos dejó, en este año en el que se conmemora el trigésimo aniversario de la muerte del argentino en un último paralelismo, entre ambos. Otro día escribiré cómo llegué a Borges, o cómo llegó él a mí, más bien. Desde entonces fui encontrando en las letras del argentino el continente en el que se recoge todo lo que antes había leído y todo lo que después leí.

Pienso que Eco también defendía ese presupuesto en su obra. No solo porque uno de los protagonistas de "El Nombre de la Rosa", Jorge de Burgos, bibliotecario de la abadía en la que se desenvuelve la trama, no es sino la representación de Jorge Luis Borges. Ambos ciegos, eruditos, hispanos y bibliotecarios (Borges lo fue durante buena parte de su vida, de la Biblioteca Nacional en Buenos Aires) de una biblioteca que en el italiano responde en la forma a una de las obsesiones del argentino, el laberinto.

Los lectores nos descubrimos en los libros que nos alcanzan y disfrutamos; yo, entre otros pero por encima de todos los otros, me descubrí y me redescubro leyendo a Borges. En "El Aleph", en "Ficciones", "El Informe de Brodie" o en "Otras Inquisiciones", encuentro el punto que contiene todos los puntos del universo que Borges, en "El Aleph", halla en la escalera de bajada al sótano de la casa de Beatriz Viterbo.

Fuera después, o probablemente antes, en la primera novela de Eco y en lo que después leí de él, seguí descubriendo a Borges incluso sin saberlo. Antes de conocer que su trama se inspira en "La Muerte" y la "Brújula", otro relato borgiano, leí tres veces la novela del italiano. Ahora sé que habrá una cuarta. El subconsciente tiene sus peculiaridades. Adso, protagonista y narrador en la novela de Eco afirma no saber si lo que ha escrito realmente es de él o solo una repetición de sus lecturas. Sostiene Borges que podemos tener nociones de libros aún no escritos. Un narrador puede recordar obras ajenas sin siquiera darse cuenta de ello o hasta sin haberlas leído jamás. Les recomiendo a Borges? y a Eco.

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