Estoy en contra de eso que se ha dado en llamar escrache y que no es otra cosa que acoso puro y duro, venga de donde venga y se haga a quien se haga. Por eso no me ha parecido bien ni medio bien el escrache realizado al concejal del Ayuntamiento de Madrid Javier Barbero, como tampoco me parecieron bien ni medio bien los escraches realizados a Soraya Sáenz de Santamaría, a Cristina Cifuentes a la sazón delegada del Gobierno en Madrid, a la diputada del PP Belén Bajo, a otros 16 diputados más, casualmente también del PP y a Alberto Ruiz Gallardón. Dejo a Ruiz Gallardón para el final porque, ¡oh, casualidades de la vida!, Javier Barbero participó en un escrache contra Gallardón, en la madrileña calle Sacramento, cuando renovó su cargo de alcalde el 11 de junio de 2011. Ironías del destino, fue en la trasera de la plaza de la Villa, a un tiro de piedra de donde Barbero fue escrachado. Los vídeos hablan por sí solos de la agresividad de aquellos alborotadores de hace cinco años.

Se ve que donde las dan, más tarde o más temprano, las toman. Ha tenido que pasar casi un lustro para que Barbero sufriera lo que en su día sufrió Gallardón. Solo que lo que se le hizo al alcalde de Madrid era libertad de expresión y lo que se le ha hecho a Barbero es un delito. O eso dicen los que mandan ahora en el Ayuntamiento de Madrid que cada día se parece más al camarote de los hermanos Marx. El concejal Barbero llegó a la política en junio pasado sin experiencia alguna en asuntos de seguridad. En lo que sí tenía una experiencia contrastada es en estar al otro lado de las barricadas, justo donde se insultaba y se vociferaba contra la Policía. Y da igual que fuera Nacional que Municipal. Estos últimos son los agentes que ahora pretende dirigir. 6.300 hombres y mujeres que cada día que pasa se revuelven más contra su manera de gestionar un Cuerpo que está desmantelando paulatinamente. Barbero es "okupa" de formación, cosa que le encanta reconocer y que no dudó en poner en su curriculum. Procede como tantos de los concejales que amamanta Carmena del conocido "Patio Maravillas" y fue un activo participante del movimiento 15-M. Este señor es el que está desmantelando la Policía Municipal de Madrid y más en concreto los "antidisturbios" municipales que es, precisamente, la unidad contra la que se había manifestado tantas veces durante los últimos cinco años. El edil ha tenido la peor de las reacciones.

La hemeroteca es como el algodón, no engaña. Fechas antes de convertirse en alcaldesa, Carmena dixit: "Todo lo que sea manifestar la protesta contra las actitudes de personas que tienen responsabilidad pública es un ejercicio muy importante de nuestra libertad de expresión y hay que asumirlo".