LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA organiza la I Jornada Internacional de Enoturismo que se celebrará este viernes en la sede de la Fundación Rei Afonso Henriques, en la capital. El periódico impulsa un foro con el vino y el turismo como protagonistas, convencido de que esta actividad tiene una gran proyección económica y social en la provincia, aún más tras el refuerzo del servicio ferroviario con Madrid, por la implantación de la línea del AVE. El programa incluye la presencia de viticultores portugueses porque, también para el enoturismo, es vital que la oferta global del sector, sin desmerecer las particulares, se extienda al marco general del Duero, uno de los ríos de vino más importantes del mundo.

Los expertos que intervendrán en la jornada seguro que aportarán ideas e iniciativas novedosas que abrirán el horizonte de una actividad relativamente nueva, pero que ha cuajado, con más o menos intensidad, en todas las denominaciones de origen. De partida hay que apuntar que toda la cuenca del Duero, y en particular Zamora, mantiene viva una cultura vitivinícola muy rica y variada que supone un libro abierto donde aprender y disfrutar.

En esta provincia conviven la tecnología más especializada en la elaboración del vino y la más artesanal, nuevas técnicas se mezclan con las de siempre, lo que enriquece la cultura vitivinícola y la convierte en un espejo de futuro y, sobre todo, de pasado. Bodegas que aplican los métodos más modernos se mezclan con cavas de cientos de años, excavadas en piedra, donde se aplican sistemas de elaboración iguales a los que estaban en vigor antes del ataque filoxérico de finales del siglo XIX.

En torno al vino se abrazan numerosas ramas culturales que van mucho más allá de los sistemas de elaboración. Un léxico particular se enmaraña con un universo etnográfico y una tradición oral marcada por ritos y expresiones que aquí, en la provincia, maridan a la perfección con el lenguaje de la calle. Valores arquitectónicos y sociales, expresiones populares, reminiscencias de la cultura rural más antigua, todo un mundo singular que interesa conocer a los muchos -cada vez más- aficionados al vino y a su mundo.

El enoturismo tiene una gran proyección en Zamora y más aún si se consigue unir a los interesados bajo el marco del Duero, un río que ahorma más de una decena de calificaciones de calidad y que pone la geografía y el alma a un cultivo, a una industria y a una cultura que tienen vocación universal.

El sector vitivinícola es, sin duda, uno de los emblemas de la provincia y a pesar de que en las dos últimas décadas se ha perdido potencial productivo, ya que se ha pasado de 30.000 hectáreas plantadas de viña a poco más de 13.000, la calidad de los vinos no ha dejado de aumentar y el reconocimiento exterior también.

Zamora, con Valladolid, es la provincia española con más marchamos de exquisitez: tres denominaciones de origen (Toro, Tierra del Vino y Arribes) y una marca de garantía (vinos de calidad de Valles de Benavente). Suma cerca de un centenar de bodegas y mantiene intacto su potencial de crecimiento. La crisis ha servido para afinar la especialización de este sector que ha incrementado considerablemente sus ventas en el exterior, demostrando una capacidad de competir que no estaba clara antes de 2008.

Se ha avanzado mucho, pero aún quedan retos pendientes, como el impulso definitivo al enoturismo o la definición geográfica de las denominaciones de origen (no se puede retrasar más el debate sobre si no sería necesario fundir las calificaciones de calidad de Toro y Tierra del Vino, teniendo en cuenta que cuentan con un potencial ampelográfico similar y que la fusión redoblaría su potencial, con una oferta única de viñas viejas). También es preciso resolver el distanciamiento que se está produciendo entre bodegueros y viticultores originado porque estos últimos no ven rentabilidad en sus explotaciones debido al bajo precio de la uva. Y sería conveniente recuperar desde Zamora la iniciativa Duero/Douro, patrimonio común, porque en una economía globalizada no se puede competir con miles de marcas diferentes, hay que salir al mercado exterior con una plataforma fuerte y consolidada. Y si ahora las calificaciones más potentes, sobre todo Oporto y Ribera, ven la iniciativa con recelo porque creen que van a perder parte de su camino andado, con el tiempo agradecerían también que la iniciativa se pueda concretar porque es garantía de presencia en todo el mundo.

La jornada del viernes, con la participación de expertos de gran prestigio, va a servir, sin duda, para aclarar el panorama vitivinícola provincial, pero también el regional y el futuro de la iniciativa que tiene al Duero como centro. Desde luego va a conseguir dar un impulso al enoturismo, a las puertas de las Edades del Hombre de Toro, un acontecimiento trascendental para el turismo de la provincia en general, pero también para el que tiene al vino como centro. La iniciativa del periódico ayudará también a dar a conocer las experiencias que se siguen en la materia en la zona de Oporto y Norte de Portugal, donde llevan décadas dando a conocer, con éxito, su cultura vitivinícola.

El vino y todo su mundo siguen de moda y aquí sí que Zamora tiene mucho que decir. Es necesario aprovechar las mimbres para hacer un cesto donde colocar la actividad económica más activa de la provincia y exponerla fuera para que los turistas vengan a conocer un mundo, el del pasado que se mantiene, y otro, el del futuro, que se está haciendo con pilares consistentes y duraderos.