Hace unos días, en este mismo medio, el alcalde de Zamora, Francisco Guarido, hablaba acerca del coche oficial del Ayuntamiento y se refería, especialmente, a las lunas transparentes por aquello que ahora todos los viajes que realiza ese vehículo se supone que aparecen en la web municipal. Bien está que sea así en aras de la transparencia que todos deseamos.

Pero la verdad es que el alcalde se ha confundido en la parte que más destaca de ese vehículo. No son las lunas, ni mucho menos. En lo que más se fija Francisco Guarido de ese coche es en el retrovisor. Se pasa el día entero mirándolo. Quizá porque no esperaba gobernar o quizá porque realmente no tenga clara cuál es la idea de futuro para una ciudad como Zamora. Y en ese retrovisor surge el Partido Popular, con el que parece tener una manía persecutoria. No es bueno guardar tanto rencor, y menos ahora que es quien gobierna en la ciudad.

Lo que no se da cuenta el alcalde es que en ese retrovisor también aparece él. Porque él también tiene pasado?, aunque no le gusta que se le recuerde. Porque tantos años en la oposición dan para prometer mucho. Se suele decir que quien más promete es quien sabe que no va a cumplir y eso es lo que le está pasando a Guarido. En el retrovisor de su coche viajan cientos de promesas que sabe que no va a poder llevar a cabo. Y así lo ha demostrado en poco más de medio año en el Gobierno de la ciudad.

Por el retrovisor de la izquierda de su coche aparece una municipalización de servicios públicos que sabe que no va a poder llevar a cabo. ¿Cuántas veces aseguró que era necesaria para la ciudad? Muchas, lo repetía hasta la saciedad. En los Presupuestos del Ayuntamiento de 2016, cero euros para ello.

Por el retrovisor central se acercan las designaciones a dedo que siempre criticó y a las que ha tenido que recurrir a las primeras de cambio. Lo que era malo cuando lo hacía el PP ahora es estupendo y una decisión legítima solo porque es él quien ha tomado esa decisión.

Y por el retrovisor de la derecha aparecen sus negaciones a que los vecinos de la capital paguen con sus impuestos determinados servicios a los pueblos del alfoz y ya ha promovido un convenio, por ejemplo, para llevar agua a Tardobispo.

Las promesas, las palabras, los hechos nos trasladan a un Guarido muy diferente de cuando estaba en la oposición a ahora que está en el Gobierno. Tanto que prometió que haría y que ahora sabe que no podrá hacer... Tanto criticar para luego acabar haciendo lo mismo que hacían los demás; con una salvedad, él ahora defiende lo que tanto tiempo estuvo criticando. No es lo mismo predicar que dar trigo, no es lo mismo prometer cuando se sabe que no se debe cumplir, que prometer y verse obligado a tener que hacerlo.