El juicio más mediático vivido en la capital leonesa afronta mañana su recta final. Un mes después de que decenas de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión "invadiesen" la Audiencia Provincial de León y su entorno, llega el momento de que se presenten las conclusiones definitivas, los informes de las partes y la última palabra de las tres acusadas, Montserrat González, su hija Triana Martínez y la agente de Policía Local, Raquel Gago.

También se conocerá la decisión del magistrado-presidente sobre las impugnaciones presentadas por la defensa de Triana y su madre contra los posicionamientos de sus teléfonos móviles y sus respectivas declaraciones, tanto en el juzgado de Instrucción número 4 de León como en la Comisaría, al considerar que ambas fueron "engañadas" por los agentes llegados de Burgos para colaborar en la investigación.

Todo, en la que se prevé una intensa jornada de mañana que precederá, con el martes en blanco en el calendario de la vista, a un miércoles en el que tendrá lugar la audiencia de las partes sobre el objeto del veredicto, que será después entregado al jurado para iniciar la deliberación después de recibir las correspondientes instrucciones del magistrado-presidente del tribunal. Comenzará entonces la cuenta atrás del momento de la verdad para las tres acusadas, cuyo destino depende de la decisión que adopten cinco hombres y cuatro mujeres de entre 34 y 65 años que han sido testigos directos de todos los testimonios -cerca de un centenar- prestados en la sala y todas las pruebas aportadas para esclarecer la posible implicación de cada una de ellas en la muerte de la que fuera presidenta de la Diputación de León y del PP provincial, Isabel Carrasco, abatida a tiros el 12 de mayo de 2014 cuando se dirigía a la sede de la formación política atravesando una pasarela situada sobre el río Bernesga.

En los últimos minutos de la sesión del pasado jueves el magistrado-presidente del tribunal admitió una prueba aportada por la defensa de madre e hijas, con tiempos y distancias de los recorridos que supuestamente ambas hicieron en la tarde del crimen.