Y de pronto aquí todo el mundo ha fruncido sus cejas. Pero no sabemos por qué o tal vez sí. En asuntos de mundanal ruido y de unidad todos los ciudadanos cabales en general son tan comedidos y neutrales como una viuda rusa de las de Tolstói. Se fijan en lo más cercano?

En plena crisis el señor Sánchez, cuando los coroneles del PSOE desenfundan sus misiles y parecen tener arrinconado a un futurible Gobierno de España, el susodicho hace días silencioso Rajoy, gallego donde los haya, parece que ha enviado a Atocha a ver el AVE de Andalucía a un propio, de su confianza, para conocer si se puede encauzar de una vez todo esto que está pasando, pero, dicho con honradez, con poca confianza de lograrlo. Dicen que está buscando un exorcista experimentado o algo así que expulse al diablo cojuelo de nuestras inseguridades ciudadanas, Pero el tal Sánchez en esta tesitura se nos para de repente y se pregunta anonadado: ¿qué diablos está pasando aquí? Y se ha puesto a pedir informes jurídicos para acabar de liarla. ¿Se los darán? En la Gran Vía un tal Cebrián se carcajea tras los cristales.

Resultó que una hermosa tarde, una tarde encantadora como la cintura de una quinceañera espigada y pizpireta, cuando nuestro presidente castellano-leonés, el inmarcesible Juan Vicente Herrera se puso a charlar con la hermosa Rosa Valdeón para buscar soluciones viables varias a la cosa esta de Castilla y León y sus problemas, que haberlos haylos, hicieron, dicen, una breve llamada a Óscar Reguera, caballero andante que anda en la cosa de la secretaría de las Cortes, que estaba en esos momentos tomando café en las Tres Cruces con un empresario zamorano jubilado, amigo suyo. Charlaban de asuntos sin clara significación política y profundizaron un poco en la manipulación de las promesas de las nuevas tendencias emergentes en la sociedad actual. Pero ¿se puede o no se puede? Y así? ¿Podemos o no podemos?... En fin, que la tarde era un encanto de temperatura y bienestar casi primaveral? Primorosas como rododendros las vidas de los concejales zamoranos son agradecidas y en cierto punto ajustadas y no tan venenosas y por ello está naciendo un nuevo espíritu, el espíritu de la Plaza Mayor, que canta a todas horas aquello de "Guarido, guantanamera, Guarido guantanemera, guantanameraaaaaa?" y es que va siendo hora de reconocer que tenemos por ahora un alcalde que valdría un potosí para muchas cosas, aunque para otras se quede algo alicorto y como timorato, porque a pesar de la canción conocida, aquí Guantánamos hay pocos y guantanameros cero o casi ninguno, que esto es Zamora y ya tuvimos lo nuestro en otras legislaturas anteriores. Aquí , en Zamora, ahora solo nos haría falta un Gundisalvo cualquiera , como el de Mingote, saliendo a la palestra con toda su fuerza o un esforzado caballero andante como Almena, que fue también concejal con un partido, zamorano cien por cien, de amplia vocación política demostrada con creces y sin reconocimiento alguno en las distintas elecciones o un cachondón como Molina, también concejal. Podrían alegrar un poco ¡Qué pena! Algún día lo reconoceremos todo, tanto para unos como para otros? y tendrán aplausos varios. Todos los merecen? Es un decir.

Está visto que la vida esta hay que tomársela a broma, porque si no es así... no hay quien entienda nada?