C raso error cuando las temperaturas invernales son primaverales. Peor cuando se trata de estatuas. Pero la diplomacia es un arte como lo es la cortesía. Y el Gobierno de Matteo Renzi prefirió plegarse a las exigencias o puede que simple y llanamente peticiones de la delegación iraní que, con el presidente Hassan Rouhani a la cabeza, ha visitado Italia. Por respeto a la cultura de la delegación persa, las estatuas con desnudos, como las Venus de la época romana que se encontraban en el recorrido realizado por Rouhani, fueron cubiertas con bloques de contrachapado blanco. La delegación iraní también pidió un cambio en la "escenografía" de la sala de los Museos Capitolinos donde aparecieron ante la prensa Rouhani y Renzi. Y todo porque al mandatario iraní no le gustaba que apareciese la enorme escultura ecuestre en bronce de Marco Aurelio, que no deja de ser la gran joya de los museos.

Dice la tradición popular que "donde fueres, haz lo que vieres". Salvo si se trata de dirigentes orientales y más concretamente árabes. Entonces hay que plegarse a sus deseos y darle a todo la vuelta en función de ese supuesto respeto que ellos no guardan en sus países de origen para con sus invitados. Si Renzi u otro cualquiera visita Teherán, tendrá que plegarse a las costumbres y tradiciones del país. Y no cabe otra posibilidad. ¿A santo de qué, entonces, tamaña falta de reciprocidad? Petróleo e inversiones. No cabe otra posibilidad. De otra forma Roma hubiera permanecido como estaba, "Cittá aperta", mostrando la belleza de sus esculturas y de sus pinturas que al señor Rouhani podían haberle molestado, como si en Irán los hombres no tuvieran sus correspondientes atributos y las mujeres carecieran de senos como los que muestran las Venus romanas.

Puedo entender que en la cena no se sirva vino, como así ocurrió en esta ocasión, y se prescinda de ciertos alimentos, manjares o no, que no casan con la religión o las costumbres del invitado, lo que no puedo entender es todo lo demás, como si en Occidente no se tuviera ni criterio ni dignidad y se actuara de forma tan servil. La de Rouhani ha sido la primera visita del dirigente iraní a un país europeo. Como siga periplo, acaba él solito con la poca autoestima que le queda a la vieja Europa. Estimo que el respeto debido de las otras culturas no puede ni debe suponer la negación de la propia. Comprendo la insatisfacción de buena parte de la prensa italiana y de los partidos políticos que se han manifestado contrarios y que han argumentado con valentía. Nunca se había procedido de forma tal ante la visita de un dirigente, procediera de donde procediese.

Desde cuándo el que visita exige al anfitrión comportarse de forma diferente y cambiar los escenarios por otros prefabricados que nada dicen y nada aportan. Si al señor Rouhani le molesta la vista de una estatua desnuda, que mire hacia otro lado. Porque a los occidentales nos molesta la vista de presos políticos y de ciudadanos a los que se lapida, corta una mano o degüella, ¡jobar!, y tragamos. En esa tragadera es donde llevamos todas las de perder.