Olía intolerablemente a primavera invernal cuando al fin un periscopio no oficial, que son los que valen para hacerse a la idea, nos alumbraba la posibilidad de tener gobierno por fin. Del viejo y frondoso árbol "psocialista" se ha caído de nuevo una rama inquieta cuando se prevé un nuevo descalabro entre sus filas "baroniles". El líder actual, ya transido de secretas puñaladas y de cicatrices escondidas, se dispone a pedir árnica aunque habría que conocer si se la van a poder dar o no y sobre todo quiénes.

En los Madriles, los que se han quedado para no abandonar los conocimientos de la cosa y guardar el bastión, están mandando telegramas a todos los de confianza para que no practiquen la caza de brujas que parece haber empezado en provincias, incluso en alguna tan poco significativa como la nuestra. Asistir a una comida o una tertulia no tendría que ser motivo de descalabro ni de venganzas a la catalana.

Es toda una pena porque a veces se queda la tarde tan hermosa como el pelo brillante de una adolescente jaranera.

Dicen que Guarido negociaba en secreto, ¡claro!, para lograr tener claridad de acciones en lo suyo, lo municipal, y es que con tanto limpiar los cristales con Cristasol en las ventanillas del coche oficial del alcalde le va a ser difícil llegar a vivir con tanta limpieza.

El mes de enero se hizo más largo de lo esperado y además como no hace el frío que tendría que hacer por norma climatológica, todo se está enturbiando y más aún con los "raid" ministeriales de la ministra del ramo, Ana Pastor, a cuenta de todo lo del AVE. Tal vez la señora ministra se presente inopinadamente en los diversos medios anunciando el éxito de sus trabajos, largos trabajos y pesarosos donde los haya. Pero como es zamorana, todo sea por bien? La claridad, de venir, nunca vendrá de abajo, por mucho que lo deseemos.