Durante los cuatro años del Gobierno de Rajoy cuando quería aplastar a la oposición, lo hacía sin inmutarse. Cuando surgieron las protestas del 15M promovidas, en su mayoría, por jóvenes el Gobierno de Rajoy sentía tal hostilidad respecto a lo que propugnaban que dijo: no nos queda otra solución que aprobar una Ley que nos permita aplastar las revueltas, nada de crear espacios neutrales en el que discutir soluciones a los problemas que teníamos los españoles y ellos exhibían en sus pancartas. "Son unos reformistas dogmáticos que no representan a ningún partido político, si quieren ser escuchados que se acomoden al sistema". Ya lo han hecho ¡señor Rajoy! Y ha sido usted tan torpe que ahora aquellos muchachos descorbatados, con rastas, y que según varias de las señorías más insolentes de su partido "huelen mal y tienen piojos", le promueven las revueltas en el Congreso, pero dentro.

Yo siempre he creído, y sigo creyendo, que lo que verdaderamente huele mal es el estiércol que tienen algunos en la cabeza.

Señor Rajoy, usted hizo la "ley mordaza" para impedir que estos se manifestaran a las puertas del Congreso, así consiguió que ahora se exhiban dentro. No me sorprende, desde luego, es un éxito suyo de un nivel intelectual al que ya nos tiene acostumbrados. Pero las elecciones le han demostrado hasta qué punto ha perdido el contacto con la gente de la calle. Aunque usted no lo crea, a mí me duele profundamente que el presidente del Gobierno de España, mi país, sea objeto de chanzas en los medios de comunicación.

Señor Rajoy, en cualquier lugar del mundo, llamar "deleznable, ruin, mezquino y miserable" al adversario en un debate político se considera un insulto. Porque promover leyes coactivas contra el derecho de manifestación es una injusticia y porque no comprender el dolor de los más débiles de la sociedad es un atentado a los derechos humanos. Cuando terminó el debate al que hago referencia en este párrafo, le vi a usted que se iba con una sonrisa como quien ha ganado una discusión. Eso fue lo que más me entristeció. De verdad ¿cree que los españoles solo han votado para expulsar del poder a la derecha? Lo bueno de la victoria de los progresistas es que sus programas acabarán con la división entre los que controlan el sistema y los desfavorecidos. Cuando se defrauda tanto, y durante tanto tiempo, a la sociedad esta acaba aceptando la idea de que hay que elegir a alguien que no nos haga retroceder en los derechos sociales conquistados.

Ahora, la tarea política que le aguarda a los pensadores progresistas españoles es elaborar un programa que relacione los problemas económicos de los trabajadores con las soluciones. La pregunta no es si el presidente del Gobierno debe seguir siendo Rajoy o alguien de su partido, sino ¿puede progresar la democracia y la inclusión de los excluidos en una sociedad de ricos y pobres con alguien que no entiende lo que está sucediendo a su alrededor? ¡De verdad, señor presidente! ¿Usted cree que teniendo sentada a su lado a Cospedal especialista en contratos diferidos y colocación de directivos en Acuamed, mientras la ministra del Medio Ambiente anda buscando por los "rincones expedientes de esta empresa" alguien se va a fiar de usted? Los exabruptos del portavoz de su partido solo contribuyen a exacerbar a los españoles, haga algo útil alguna vez