Ya va siendo hora de que se intente al menos poner un poco de orden administrativo en la decimonónica dispersión de la provincia. No hay manera de entender cómo con tanta cantidad de medios de todo tipo que posibilitan el acercamiento de la administración al ciudadano no se haya hecho nada por clarificar un poco la dispersión provincial.

Zamora cuenta con 509 entidades de población y sin embargo cuenta con poco más de 185.000 habitantes. En 10.559 kilómetros cuadrados hay 48 municipios. Aunque, claro, después del despilfarro de crear 17 autonomías, nadie puede argumentar que tres pueblos con 30 vecinos no constituyan un ayuntamiento.

Se está produciendo la desintegración del ámbito rural y, por tanto, es tiempo de tomar medidas.

La despoblación es galopante como nos marca la comparativa del Madoz de 1850 con los datos actuales. Entonces, en el siglo XIX en cada entidad de población había una iglesia y, a veces, varias ermitas. También había una escuela y casas para los maestros, el médico, el veterinario y funcionarios que trabajaran en el pueblo.

Ya entonces se destacaban determinadas centros comarcales como polos de atracción de una zona concreta, donde se celebran ferias y mercados.

Ese debe ser el camino de la reordenación administrativa. Nunca se debe hacer por la fuerza porque eso abriría muchas heridas difíciles de cerrar.

Hay que potenciar determinados municipios para que, con el tiempo, se vaya produciendo un movimiento natural de la población hacia ellos. Es difícil dar servicios dignos a tantos núcleos de población. Hay que buscar soluciones que convengan a todos y adoptarlas, siempre con sensibilidad y sentido común.