La tan mediocre clase política que se sufre en España siempre ha creído, firmemente convencida, que la ciudadanía, la gente, es tonta. Pero unos más que otros. Y entre estos deben figurar los ocho millones de pensionistas a juzgar por el tontorrón paternalismo electoralista con que son tratados.

El caso es que el año pasado, por eso de que era tiempo de elecciones, la ministra de Trabajo y Seguridad Social, o algo así, la tal Fátima Báñez, aprovechó la carta que cada comienzo de año se envía a los que perciben pensión del estado dando cuenta de cómo queda establecida la cuantía de la misma, para acompañar una empalagosa misiva loando al Gobierno y pidiendo el voto. No parece que le fuese muy bien a juzgar por los resultados del PP en mayo y diciembre pero aunque 2016 no es año electoral, aunque puede serlo, la ministra ha vuelto a dirigirse a jubilados y pensionistas con idénticas intenciones, quizá pensando en la campaña que le puede aguardar si como mal menor para ellos hay que volver a las urnas.

La carta no deja de ser pura demagogia en sus afirmaciones, como cuando hace alusión al retorno de España al crecimiento económico y la creación de empleo, así como al hecho de haber conseguido poner en orden las cuentas públicas, asevera Báñez olvidando los constantes casos de corrupción que van aflorando en el PP. Vaya que sí han puesto orden en las cuentas, sobre todo en las de algunos desaprensivos, que si en unos casos se sientan en el banquillo, en otros muchos más siguen gozando de impunidad puede que para los restos. Luego, se dedica a dar jaboncillo fino y afirma rotundamente que el protagonista de esta historia de superación es el pensionista y su esfuerzo solidario para afrontar las dificultades.

Podría pensarse que el escrito finalizase, dado tan triunfalistas preámbulos que poco tienen que ver con la realidad, con el anuncio de una mejora de las percepciones, prácticamente congeladas, en uno más de los muchos incumplimientos desde que Rajoy llegara al poder. Y sí, lo hay, ese 0,25 por ciento que si en las pensiones máximas, que andan por los 2.500 euros al mes, significa siete euros? anuales, ni se sabe lo que puede significar en las mínimas que no llegan a los 700 euros. Esperarán aun los del Gobierno en funciones que los pensionistas les den las gracias por tanta generosidad y les voten si llega el caso. Son ocho millones que no olvidan y pasan factura cuando llega el momento.

Salvo aquí, por lo que parece, en Zamora, una provincia despoblada y envejecida al máximo, que se rige aún por criterios políticos caciquiles y sectarios pero donde los zamoranos han vuelto a votar mayoritariamente al PP en las elecciones generales. Y eso que tienen las pensiones más bajas de la región, una media de 745 euros al mes, un 17 por ciento menos de lo que se percibe en el resto del país. Los detalles son tremendos: 50.000 pensionistas, de los cuales 31.000 son jubilados con prestaciones medias de 836 euros, y con una pensión media de 573 euros en los casos de viudedad. Pero la ministra aprovecha y vende un buen trato del Gobierno a los pensionistas españoles.