Estábamos a la espera de encontrar una forma de pactar un gobierno que agradara a los mercados cuando estalló un nuevo caso de corrupción en Valencia. Personajes principales del PP, con muchos años en puestos de la máxima responsabilidad, fueron detenidos bajo acusación de haberse lucrado aceptando sobornos y comisiones ilícitas. Entre ellos, Alfonso Rus, aquel hombre de zafias maneras que escandalizó a todo el país cuando fue grabado mientras contaba el dinero de una mordida. Mientras la investigación contra este entramado político-financiero sigue (el juez que la dirige la ha calificado de "organización criminal") la opinión pública permanece expectante para saber si la "jefa" del tinglado pudiera ser doña Rita Barberá, alcaldesa de Valencia durante más de veinte años y ahora senadora por designación de su partido. La señora Barberá declaró en su momento que no tenía otro patrimonio que unas pocas acciones y un viejo automóvil marca Lancia que acumuló polvo muchos años aparcado en un garaje municipal hasta que su dueña lo sacó de allí cuando el "caloret" de los escándalos sucesivos hizo subir demasiado la temperatura política y acabó perdiendo las elecciones.

Sería una relativa sorpresa que se acreditase que la señora Barberá no se lucró personalmente de las actividades de eso que el juez denomina "organización criminal" si se pudiera demostrar que ella era efectivamente esa "jefa" a la que los ahora detenidos aludían en las conversaciones que grabó la guardia civil. Al fin y al cabo, suele darse en muchas organizaciones de ese tipo que el que las dirige desde la cúpula lleve una vida casi monástica. Un jefe supremo de la mafia italiana, Toto Riina, se escondía en una miserable choza de una explotación agrícola, vivía pobremente y no disponía de las comodidades que se podría permitir un hombre que dirigía negocios millonarios. Y de Franco siempre se dijo, por sus aduladores, que él personalmente era austero y solo robaban los que pululaban a su alrededor sin su consentimiento ya que quien fue llamado "vigía de Occidente" estaba dedicado a tareas más importantes, como dar la batalla al comunismo y preservar la unidad de los hombres y de las tierras de España.

Estábamos tan acostumbrados a los escándalos políticos (Gürtel, familia Pujol, Eres de Andalucía, Acuamed, etc., etc.) que uno más difícilmente iba a conmovernos: Pero este último, el caso Taula, tiene una peculiaridad, ha estallado cuando movíamos todas las influencias para impedir unas nuevas elecciones y formar un gobierno que agradase a los mercados. En su día, el señor Rajoy, tras su segunda derrota electoral ante Zapatero, fue mantenido en su silla de presidente del PP gracias al apoyo decisivo de sus correligionarios valencianos, entre los que figuraban los ahora detenidos. Su posición política como eje de un pacto de gobierno queda muy debilitada. Y la de los posibles socios (Ciudadanos y PSOE ) sin margen de maniobra ante una opinión pública que observa atónita cómo queda a la vista de manera indecente la estructura del poder. Porque escandaliza todavía más que los entresijos de la operación Taula la oferta del PP al PSOE para pactar gobiernos municipales y autonómicos y darle la vicepresidencia de un futuro gabinete a Pedro Sánchez. O la apuesta de Felipe González por un gobierno del PP con Ciudadanos.