Las vueltas que da el mundo!, los recién llegados humillando y avergonzando a quienes cuentan con más de un siglo de historia. El Partido Socialista no ha estado todo lo contundente que cabía esperar tras la "formación" de Gobierno realizada por el líder de Podemos. Este chico es insaciable. Lo quiere todo para sí y los suyos. No debe gustarle lo suficiente la música clásica porque, ya puestos, le faltó pedir un piano gran cola y tasarlo en dos reales.

Ni el PSOE, ni Sánchez ni el Gobierno que salga de este maremágnum se puede hipotecar a los deseos de una formación leninista y bolivariana, cuyas fuentes de ingreso principales provenían hasta ahora de dos regímenes bajo sospecha: el régimen iraní de los ayatolás y el régimen venezolano de Chaves y Maduro. Para más inri, Iglesias bromeando sobre lo agradecido que tiene que estarle Sánchez. O el secretario general de los socialistas no tiene dignidad o no se valora o le importa un bledo, que es por donde van los tiros, que Podemos fagocite al PSOE con sus más de cien años de historia y grandes hombres y prohombres en su nómina.

Iglesias no se anduvo por las ramas, se pidió para sí la vicepresidencia y para los suyos los ministerios más significativos: Interior, Exteriores, Educación, Justicia, Defensa? Por cierto, cuando hacia esta vindicación, dándolo todo por sentado, detrás suyo aparecía el orensano José Julio Rodríguez Fernández. Sí, hombre, aquel militar que en la época oprobiosa de Zapatero, la catalana Carme Chacón elevó, saltándose a la torera todo lo saltable, a la dignidad de general, para a renglón seguido poderlo hacer Jemad, habiendo por delante ilustres militares con más méritos y una lealtad probada a España, a la bandera y a la Corona. El mismo que cuando se supo de su paso al frente para formar parte de Podemos, la Chacón, muy extrañada espetó en Espejo Público donde la estaban entrevistando, algo así como: "¡De Julio, me extraña!". Hija mía, ni julio ni agosto, suspendida para septiembre pero no sé de qué año.

Cabe comprender el malestar y el cabreo de los socialistas con sentido de la decencia, de la dignidad y sobre todo con sentido de Estado, ante esta nueva bravata de Pablo Iglesias. En verdad ha constituido una vergüenza y una humillación para un partido de tan dilatada trayectoria, con sus luces y sus sombras, pero con trayectoria, aunque últimamente patina mucho con sus líderes. Cabe comprender las estrategias que, con Felipe González al frente, preparan los socialistas para frenar a Sánchez. No me extraña que se sienta "desengañado" con el actual líder del PSOE, dicen que no por mucho tiempo, como tampoco me extraña que otros exdirigentes de peso se sumen al veto a los independentistas y a Podemos.

Los españoles, en su mayoría, queremos que España siga siendo España, eso sí sin corruptos, y no un trasunto de la Venezuela actual. Por favor, ni más vergüenza ni más humillaciones.