El 24 de enero la Iglesia celebra la memoria litúrgica de san Francisco de Sales, nacido en 1567 en la Alta Saboya, de familia noble. Estudió en París y Padua, doctorándose en Derecho Civil y Canónico. Aunque su padre le preparaba importantes cargos, descubrió su vocación sacerdotal, enamorado de la cruz de Cristo, y por eso diría que "el calvario es el monte de los amantes". Tras su ordenación, le tocó evangelizar en Suiza, la tierra de los calvinistas. Consiguió ganarse muchos corazones por la dulzura en el trato y en la predicación. Por las noches, a escondidas, metía por debajo de las puertas de las casas unas hojitas en las que exponía la doctrina católica. Por eso es el patrono de los periodistas. Después fue nombrado obispo de Ginebra e hizo una gran reforma de su diócesis. Murió en Lyon, en la casa del hortelano de un monasterio, en 1622.