Este es el juego de la política. Ocurre que, a veces, de tanto practicar un oficio, este se termina olvidando en sus elementos esenciales. Pablo Iglesias ha dicho "aquí estamos para gobernar" y, nos guste o no, así es. La política nace para el gobierno, no para el ejercicio de la oposición. La política no sirve si no tiene afán transformador, no se necesita para administrar los acontecimientos según van viniendo. Para eso están los contables, los funcionarios y los técnicos. La política tiene otra vocación y quienes están en ella sin tener esa vocación transformadora no están en el lugar adecuado aunque, cada vez más, son estos los que se han ido haciendo con las posiciones más destacadas en nuestro ecosistema político patrio.

Pablo Iglesias y su troupe académica, quizás por su frescura de recién llegados, aún no contaminada por la permanencia en estas lides van, una vez más, ganando la partida a todos los demás. Ya lo hicieron durante una campaña electoral, en la que fueron la única fuerza que aprovechó los quince días para mejorar notablemente sus resultados, y lo vuelven a hacer ahora en el delicado momento de la negociación. Mientras otros siguen dejando pasar los días y solo reaccionan cuando les tocan su posible pervivencia individual o van dando bandazos en función del viento mediático de cada día o esperan a que le traigan la pieza cazada a casa, Podemos ha roto los esquemas a Sánchez y a Rajoy y en solo un movimiento se ha cargado las líneas rojas y colocado en la mejor de las posiciones. Saben lo que quieren, lo dicen y van a por ello.

Curiosamente han esperado al momento institucional justo -ellos, tan "contra-institucionales"-, cuando el rey concluye el trámite de consultas a los candidatos, para acabar con las especulaciones y decir eso de aquí estamos para gobernar, admitimos la jerarquía que -por poco- han dado los votos a Sánchez para que él encabece, pero justo detrás vamos nosotros y con presencia proporcional.

Saben Iglesias y los suyos que el máximo deseo de las bases electorales socialistas se circunscribe a aquello de echar al PP y que esa es además la única baza para la supervivencia política de Sánchez, por eso han abierto jugada subiendo la apuesta. Si el PSOE la cubre entrarán en el gobierno para mandar y hacer sus políticas. Si Sánchez no consigue imponerse entre los suyos y se repiten las elecciones los votantes de izquierdas tendrán claro que es el PSOE el culpable y que el voto útil de la izquierda es a los del extremo. Que uno piense que las políticas propugnadas por Podemos, hijas de la demagogia y el totalitarismo, serían nefastas para España o para cualquier otra nación, no empece para que desde la atalaya del observador no perciba las jugadas maestras. Esta lo es, por sí misma y por la falta de capacidad y reflejos de los demás. Y a algunos aún les sorprenden las cosas que pasan.