Los que llegan nuevos al Congreso y aún buena parte de los veteranos, sobre todo los pertenecientes a formaciones independentistas, no respetan las reglas del juego democrático, pretenden saltárselas a la torera e incluso las incumplen. Tales reglas son simples de enumerar pero difíciles de aplicar correctamente. Muchos de estos que llegan de nuevas creyendo a pies juntillas, y lo que es peor, intentando hacernos creer que ellos y solo ellos han inventado la democracia, parecen no querer entender que democracia implica aceptar las reglas del juego. Y que quien no acepte las normas del Estado de Derecho, está fuera, se queda fuera.

Es inentendible lo que ha hecho Bildu, marca blanca de ETA, negándose a asistir a la reunión con el rey don Felipe porque no se sienten "súbditos del rey de España". Tres cuartos de lo mismo, en otro orden de cosas, ocurre con Esquerra Republicana de Cataluña, "de paso" por el Congreso hasta que llegue el momento del definitivo "independence day" catalán. Lo que no entiendo es cómo no hay acuerdo global entre los que están en contra de la ruptura de España, para así acabar con las distintas afrentas. Ya sé que con Podemos y sus mareas no se puede contar, pero sí con el Partido Popular, con Ciudadanos y no sé si el PSOE de Sánchez estará por la labor. Si lo liderarán directamente Susana Díaz, García Page o Fernández Vara lo vería más factible. El ansia por llegar al poder de Sánchez no ofrece garantías en ese y en otros muchos sentidos.

La cosa, con bemoles democráticos suficientes es mucho más sencilla porque la Ley de Partidos expresa claramente que: "Un partido político será declarado ilegal cuando su actividad vulnere los principios democráticos, particularmente cuando con la misma persiga deteriorar o destruir el régimen de libertades o imposibilitar o eliminar el sistema democrático mediante conductas que vulneren derechos fundamentales, promoviendo, justificando o exculpando los atentados contra la vida o la integridad de las personas". Me detengo aquí, porque de comportamientos tales llevamos un porrón. Basta recordar lo dicho y escrito por un tal Guillermo Zapata, contra una víctima del terrorismo etarra, Irene Villa, a quien sus compañeros de filas defendieron tratando de tapar la afrenta como mejor pudieron o supieron.

Pero ahí los tiene usted. Al susodicho, a Joan Tardá a las bilduetarras Marian Beitialarrangoitia y Onintza Enbeita y tantos otros de En Común, Compromis y En Marea o lo que es igual, Podemos en sus versiones catalana, valenciana y gallega. Esta gente ha llegado imponiendo sus reglas que no son las reglas del Congreso y del Senado. Y, lo más grave, con todo lo que se sabe, que es mucho, sobre sus fuentes de financiación, en el caso catalán proveniente del 3% y en el caso de Podemos de los regímenes bolivariano y de los ayatollahs iraníes. Si ese es el cambio que quieren traer a España y del que blasonan constantemente que avisen con tiempo porque yo me voy a vivir a Portugal. De izquierdas, sí, pero sin el sectarismo, la ceguera y la intolerancia que se respiran por estos lares.