El teléfono, ese revolucionario invento que Alexander Graham Bell patentó en 1876, ahora hace ciento cuarenta años, ha alcanzado tales grados de perfección que en la actualidad podemos referirnos a videoconferencias como método de hablar y verse entre grupos de personas de la manera, aparentemente, más natural. Pero en el siglo XIX era una importantísima novedad poder hablar entre dos personas a distancia con la ayuda de un cable y poco más. Aunque en un principio el invento se le atribuyó a Graham Bell por ser este el que lo registró en la oficina de patentes en Estados Unidos, luego se ha demostrado que el verdadero y primer inventor del teléfono (telettrofono) fue Antonio Meucci, quien mantuvo una ardua batalla legal para demostrar que Graham Bell no fue el inventor del primer teléfono. A partir de 1877, Thomas Alva Edison, Emile Berliner y otros muchos irían introduciendo novedades y perfeccionando los sistemas de comunicación.

De poder hablar una persona con otra a través de un hilo conductor, se llegó a la primera centralita que se puso en marcha en 1878, en New Haven, EE UU, que era capaz de conectar dos pares de teléfonos a la vez.

En Zamora, encontramos la primera noticia sobre instalación de un teléfono en la Casa Consistorial, a través de un acuerdo registrado en el Libro de Actas del Ayuntamiento, de fecha 23 de febrero de 1886, en el que se dice lo siguiente: "Se dio cuenta de un B. L. M. dirigido por el Sr. gobernador de la provincia al Sr. alcalde, remitiéndole un presupuesto para la instalación de un teléfono en las oficinas de la Diputación Provincial, del Ayuntamiento, del Gobierno Militar y del Civil, cuyo coste se calcula en mil setecientas dos pesetas, que habrían de satisfacerse, si el pensamiento se realiza, por los cuatro departamentos indicados. El Sr. alcalde manifestó que había conferenciado sobre el particular con el Sr. gobernador civil, que deseaba introducir este notable adelanto en la capital, para que en casos determinados pudieran comunicarse con rapidez las autoridades, y que esperaba que el Ayuntamiento no se opondría al pensamiento contribuyendo a su realización con la suma mayor posible dentro de los límites de sus recursos. Dijo el Sr. alcalde, que a su modo de ver, el sacrificio que habría de hacer el municipio para la instalación telefónica, no excedería de ochocientas pesetas, cantidad bien insignificante comparada con el importante servicio que aquella podía prestar; pero que sin embargo el Ayuntamiento podría resolver sobre el asunto lo que le pareciera mas procedente. Enterado el Ayuntamiento y después de discutir sobre el particular, acordó contribuir a la instalación del teléfono con la cantidad precisa, sin exceder de los límites de la indicación del Sr. presidente".

Podemos ver a través de este acuerdo municipal que no habían pasado ni diez años desde que se instaló el primer teléfono en Estados Unidos y ya se instalaba el primer sistema telefónico en Zamora, aunque supongo que habría que darle vueltas a la manivela para que sonara el timbre al otro lado avisando al interlocutor para que contestara en el otro extremo del cable. Hoy ya no hacen falta cables, las comunicaciones se establecen por satélite, podemos hablar a la vez que nos podemos ver, podemos comunicarnos a través de las redes sociales, enviar fotografías digitales y un largo etcétera de adelantos logrados a partir del invento de aquellos pioneros de la comunicación en el siglo XIX.