Continuando con el calendario previsto en la ley electoral, el rey ha iniciado los contactos con líderes de los partidos que han obtenido representación en el Congreso, empezando con los que menos para terminar con los más votados, tras lo cual, presumiblemente, Felipe VI encargará a Rajoy, el candidato que ganó las elecciones, la formación de un nuevo Gobierno, a lo que sucederán las sesiones de investidura que, en caso de no ofrecer una mayoría, absoluta en primera instancia o simple en la segunda, llevaría a que el jefe del Estado pudiese hacer igual encargo al segundo partido más votado, o sea al socialista Pedro Sánchez, que igualmente gozaría de dos oportunidades. Pero si tampoco consiguiese ser investido como presidente, habría ya que convocar la repetición de las elecciones. Que sigue pareciendo lo más probable, tanto que hasta el rey, al parecer, ha comentado a algunos líderes políticos con los que ya se ha entrevistado estos días que no se puede descartar que tengan que repetir la visita a La Zarzuela. Es de lo que se habla en la calle, entre la gente, que se muestra muy preocupada por la situación que se vive.

El PP vuelve a semejar encontrarse sumido y hasta hundido en la confusión y en la depresión, lo que explica esa precampaña electoral por provincias que ha iniciado. Es el partido que más puede ganar si hay que celebrar nuevos comicios, aunque tampoco tanto, apenas si una docena de escaños que arrebataría a Ciudadanos, donde Rivera tan pronto dice una cosa como dice otra, con lo que nadie sabe ya a qué atenerse, ratificando así la pobre impresión causada por su candidato en los debates televisivos. Pero lo que se teme en el PP es que, al final, no haya más elecciones porque Sánchez acabe siendo presidente del Gobierno del país con el apoyo de Podemos, IU, Esquerra, Convergencia y puede que más. Ahí le duele al PP y es lógico, aparte de las dudas que suscita Rajoy si hay que ir de nuevo a las urnas. Lo cierto es que se sigue hablando de posibles nuevos candidatos y que hay nombres como el de Cristina Cifuentes y Alfonso Alonso, el ministro de Sanidad, que ganan enteros, por su talante abierto y reformador.

Por su parte, el PSOE continúa pendiente de quienes tienen la última palabra, los de Podemos, pero aunque unos y otros sigan echándose reproches a la cara y hablando de líneas rojas, debe ser obvio que hay contactos entre ambos partidos como lo demuestran las cesiones de senadores socialistas a grupos catalanistas, los cuales puede que entre celebrar la consulta sobre la independencia de forma inmediata o desalojar al PP del poder opten claramente por esto último. Algo está en marcha, desde luego, pues Podemos sigue recabando apoyo socialista para sus distintos grupos del Congreso y aunque la ayuda ha sido denegada las posibilidades de acuerdo existen. Otra cosa es que cristalicen, pues Pablo Iglesias, de acuerdo con esa encuesta, que le da por encima del PSOE en una repetición de elecciones, puede sentirse dominado por su ambición personal y caudillista, sabedor de que tiene más que ganar que perder. Todo son conjeturas, una y otra vez, puras especulaciones, pero el comentario del rey es para tener en cuenta.