Después de las elecciones generales hemos leído y oído, hasta la saciedad, la pregunta: ¿Y ahora qué ? Las combinaciones y opciones pueden ser muy variadas. La más factible que se requiere para formar gobierno es que Albert Rivera apoye con sus 40 escaños la investidura de Mariano Rajoy y que Pedro Sánchez se abstenga, aquí, como en el mundo taurino, hay disparidad de opiniones. César Luena insistía el día pasado que votarían no, en cambio otro sector, en el que se encuentran Susana Díaz, García Paje o Fernández Vara, parece ser, contempla la posibilidad de la abstención. Personalmente dudo que el PSOE se abstenga, cuando su idea central y objetivo primordial es echar al PP del gobierno, pues en política no puede afirmarse nada, no olvidemos que la política es el arte de lo posible. El hombre es un animal político, nos decía Aristóteles. Hay otra posibilidad que no merece el más mínimo comentario, cual es una unión temporal alianza PP-PSOE, al superar la suma de ambos los 176 diputados fijados para la mayoría absoluta. El PSOE no aceptaría jamás esta posibilidad, olvidando que, si lo importante es España y el bienestar de los españoles, han de aparcarse cuestiones partidistas y plantearse objetivos y logros comunes.

Las posibilidades de alianzas de izquierda con exclusión del PP y Ciudadanos tienen un serio obstáculo, cual es que el PSOE, en base al pacto de la unidad de España alcanzado con el gobierno, se opone al referéndum de Cataluña.

Hay más posibilidades, pero a mi humilde juicio muy remotas e improbables, que no merecen mayores comentarios, pues Rivera no está dispuesto a apoyar a perdedores ni el PP está dispuesto a apoyar a un gobierno en el que quede fuera.

Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, instaba, el día pasado, a su partido a evitar "el aventurismo político y el oportunismo" reconociendo, de forma sensata, que los ciudadanos en las elecciones generales han colocado al PSOE en la "oposición", en conclusión corresponde al PP formar gobierno, y no olvidemos que eso es responsabilidad de Mariano Rajoy, y don Mariano nos tiene que decir cómo y con quién quiere gobernar, por el bien de España y el bienestar de los españoles. Lo necesitamos.

La celebración de unas segundas elecciones para los meses de mayo o junio de 2016 sería, presumiblemente, la peor solución. A nivel europeo se está reaccionando con cautela ante el resultado electoral y la bolsa española lo ha recibido con fuertes pérdidas. ¡Aviso para navegantes e inversores internacionales! No olvidemos que los inversores piden estabilidad política y de momento no la encuentran en España.

En la primera sesión de investidura los portavoces de los partidos con representación se reúnen con el rey Felipe VI, quien propone un candidato para la investidura. En la segunda sesión de investidura, para el caso de no ser positiva la primera votación, la segunda tiene lugar dos días después. En la tercera procede la disolución de las cámaras, transcurridos dos meses desde la primera votación de investidura si no hay candidato electo se procede a la disolución de las Cortes para abrir un nuevo período electoral. Por último, a los dos meses de la disolución de las Cortes se celebrarán elecciones, sobre últimos del mes de mayo o principios de junio.

Solo nos resta pedir a los representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria que antepongan el bien de España y el bienestar de los españoles a sus propios intereses, seguro que todos salimos ganando. Las circunstancias sociales, políticas y económicas actuales no permiten retrasos en la investidura de un nuevo presidente del Gobierno de España.

Hemos de evitar espectáculos lamentables.

Pedro Bécares de Lera (Zamora)