Un portazo tras de mí que provocó mi desmayo, y despacio, enredándose el mundo en un papel en blanco desperté. Tras días de frío helador, de paisaje duro e inmóvil, un rayo de silencio y de sol apareció ante todos. Era la paz, el sosiego, el paseo equilibrado de la vida que se recomponía de nuevo,

Y desperté, y el silencio abrazó nuestras miradas. Se proyectó la vida sobre la pared en blanco y jamás vieron mis ojos lo que los tuyos ahora.

Fueron 35 años formando un puzle, un castillo, un juego de niñas, una edad endiablada, la pasión, la distancia, las emociones enfrentadas, la crisis de la razón, el dolor, los fracasos y las más grandes alegrías; Fueron viajes, regalos, fueron amigos, roces, traiciones, confidencias, sueños y abrazos, amor.;

Mañanas despertando en el portal, las mochilas cargadas de libros y de la maldita inocencia, de miedos y de esperanzas. Fueron noches acompañadas de risas, fue el aroma del hogar, el recuerdo del salón de tu casa, fotografías captadas a la sombra de nuestras vidas y la ropa acomodada en las sillas. Recuerdo noches en vela, de estudio y grandes proyectos. No hay quien cure estas heridas. Profesionales del tiempo intentarán socorrerme para poder ayudarte. Hoy, él se fue y todo pareció mas fácil. Había templanza y sonrisa, en las caras, en los corazones partidos. Se esfumó la historia, hoy faltan hojas, el cuaderno está incompleto y el puzle se desmorona.

Se hace noble recordar su nombre, porque suena bien, tiene armonía y ritmo en mi amasijo de letras. ??Chano, torero de corazón, y más padre y más amigo. La flor que hoy se cobija, a la sombra de tus brazos abiertos, de tu pecho acomodado, entre las nubes, en el cielo, junto a los grandes, los que se van tan pronto que apenas dejan llorar. Los valientes, las personas buenas, los que te acarician y curan con su aliento igual que Dios.

Esta flor, una rosa deshojada hoy ?

Sueña, que la acaricias,

Sueña, que la acompañas,

Sueña, que toca el sol y le das calor,

Sueña con más estrellas, junto a la luna?

Tocas su alma

para arroparla,

Y al caer los días, lluviosos, sueña

que le acompañas,

las tardes grises, para aclararlas.

María Jesús Rivas Hernández

(Corrales del Vino)