A partir de 1820, las enemistades políticas aumentaban con los enfrentamientos de realistas y liberales. Pensaban los liberales que podían burlarse de los partidarios del régimen caído y se paseaban llevando sombreros con cintas verdes y con el rótulo de "Constitución o muerte".

Fernando VII no se resignaba al papel de rey constitucionalista y utilizó todos los recursos que pudo para hacer fracasar el régimen y obstaculizar las reformas de las Cortes y los gobiernos liberales. Llamó en su ayuda a las potencias absolutistas propiciando una nueva invasión francesa de la península por "Los cien mil hijos de san Luis", con lo que derribó el régimen constitucional y quedó repuesto Fernando como rey absoluto. En 1823 se inicia la Década Ominosa durante la cual Fernando exacerbó su odio vengativo contra los liberales.

Juan Martín Díez "El Empecinado" había sido nombrado gobernador militar de Zamora y después capitán general durante el trienio liberal. Al parecer, el rey Fernando intentó que El Empecinado se adhiriese a su causa y se uniera a "Los cien mil hijos de san Luis". Le ofreció un título nobiliario y una gran cantidad de dinero (un millón de reales). La respuesta del Empecinado fue: "Diga usted al rey que si no quería la Constitución, que no la hubiera jurado, que el Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos".

Vino "El Empecinado" poco después contra Zamora con fuerzas a él leales, mas los vecinos le esperaban trabándose violenta acción en el arrabal de San Frontis y en el puente, donde murieron algunos, entre ellos el alcalde del arrabal, Fermín Estévez; el Empecinado hubo de retroceder a Morales y perseguido por la columna realista que mandaba don Jerónimo Merino fue derrotado y huyó a Portugal.

Los vecinos de Villardeciervos persiguieron y derrotaron también al teniente coronel del Regimiento de Algarve don Alonso Martín, hermano del Empecinado, al que le tomaron 36 prisioneros, por lo que el rey les concedió, como distinción, el uso de una medalla con los lemas: "A los valientes defensores del rey don Fernando VII" en el anverso, y "Realistas de Villardeciervos" en el reverso.

Las tropas francesas llegaron poco después a la capital habiendo hecho prisionera una división de constitucionales entre los que había milicianos de Zamora. Se restablecieron las autoridades del antiguo régimen y vino un batallón de voluntarios realistas que prendió a los sospechosos de liberales, con lo que las cosas cambiaron al lado opuesto.

Volvió El Empecinado a Castilla con unos sesenta hombres que le habían acompañado como escolta a Portugal, y fue detenido en la localidad de Olmos de Peñafiel junto con sus compañeros por los voluntarios realistas de la comarca.

Fue juzgado y condenado, por sentencia aprobada por el propio rey Fernando VII, a ser ahorcado en la Plaza Mayor de Roa. La ejecución se llevó a cabo el 20 de agosto de 1825. Cuando subía las escaleras del cadalso, dio tan fuerte golpe con las manos que rompió las esposas. Trató de huir, mientras tocaban los tambores y las gentes corrían despavoridas. Por fin, los voluntarios realistas lo sujetaron y lo colocaron de nuevo en el lugar de la ejecución fuertemente atado y quedó colgado con tanta violencia que una de las alpargatas fue a parar a doscientos pasos de distancia.