El 17 de enero la Iglesia celebra a san Antonio abad, conocido popularmente como san Antón. Nació en Egipto en el año 251 y después de morir sus padres, como cuenta san Atanasio en su "Vita Antonii", al oír las palabras de Jesús en el evangelio lo dejó todo para irse al desierto como eremita, dedicándose al trabajo manual, la lectura y la oración. Urgido por otros jóvenes egipcios, dejó la vida solitaria para fundar un monasterio. Por eso es considerado padre del monacato antiguo. Defendió, frente a los arrianos, que Jesús era Dios, de la misma naturaleza del Padre. Murió muy anciano en el año 356, y sus restos se veneran en Vienne (Francia). Se le representa con un cerdo y una cruz en forma de tau. El animal representa las tentaciones del demonio o recordaría a los cerdos que, bajo su protección, alimentarían a los pobres.