Resulta curioso y a la vez instructivo cómo algunos hechos permanecen amparados (¿acaso ocultos?), aun a mayores de los avances tecnológicos, en una especie de caverna atemporal, que los coloca al margen de las interacciones observadoras, ¡y analíticas!, de los momentos actuales, ubicándolos en una especie de amuermamiento colectivo del que, puede parecer, no consigue despegarse.

El tiempo pasa, y lo hace para todos, sobre los hechos, digamos versátiles hechos, de Ribadelago 1959 y parece, esa impresión nos da, que la novedad (¿nos resistimos a que pueda existir?) no es ya la situación actual -que puede ser descrita por los propios y por los foráneos-, ni el hablar sobre el museo -que siempre hemos postulado por su concreción formal- y con el añadido además del lógico (humano, social, afectivo, fraternal, entrañable, vecinal, familiar y religioso) recuerdo de tal y tan concreta tragedia acaecida el 9-1-1959.

Tampoco es, con sí serlo, así nos parece, que después de 57 años el volver sobre las causas técnicas de la rotura de la presa Vega de Tera, o sea aquellas conclusiones del ciudadano Fernández Cuevas (D. Ricardo), nombrado auscultor/analista/investigador sobre las causas que provocaron la rotura de la presa de Vega de Tera, que dio paso a los informes oficiales sobre el origen técnico de tal y tan gran tragedia {donde se citaba sobre (a) la cimentación; (b) la calidad de la roca; (c) la disposición de los materiales;... }, puedan volver, incluso desde la misma línea operativa, a la actualidad con una ponderación técnica/científica más afinada con los mayores, más y mejores medios de investigación actuales de España (¡ya estamos en el siglo XXI!) que en el año 1959.

Si puede ser que ya, máxime desde la vigencia de la Constitución de 1978 (o sea desde el 29-12-1978), se dé paso a las informaciones sobre las ayudas económicas que, de forma provincializada (que está referenciada en los medios de comunicación de cada provincia), se dieron en toda España para remediar -por vía económica- a la gente, ¡nuestra gente!, de Ribadelago (año 1959-provincia de Zamora, en la jurídica Región del Reino Leonés en la España Nación).

Tales y tan concretas ayudas económicas hacia, para y por la gente de Ribadelago1959 fueron cuantificadas (en el día a día), en cada provincia de la España Nación, por los medios de comunicación respectivos de las mismas y su seguimiento cotidiano fue general por los ciudadanos españoles en sus respectivas demarcaciones provinciales y en las adscripciones regionales de las mismas (dineros para Ribadelago1959 procedentes de las regiones de: Andalucía, Cataluña, País Vasco, Reino Valenciano, Extremadura, Castilla la Vieja, Reino Murciano, Castilla la Nueva, Baleares, Canarias, Navarra, Aragón, Asturias... (Estamos en el año 1959 y no existía entonces, ¡claro está!, la ceremonia de la confusión de los inventos del 31-7-1981).

Tales aportaciones económicas fueron publicadas, por los periódicos de la época, en listados públicos que, en cada provincia (y también en su vertiente regional) -que se mantuvo durante toda la dictadura de Franco Bahamonde, y venía de la Constitución de 1931-, daban fe externalizada de la generosidad de quienes (en su gran mayoría), en la fraternidad de los compatriotas, aportaban, y en la cuantía que lo efectuaban, y para el concreto fin de Ribadelago (en la tragedia provocada por la rotura de la presa de Vega de Tera). Esas numerosas páginas, que siguen en las hemerotecas, que los medios escritos de comunicación de toda España podrían hoy día con los medios informáticos, pasan a ser un referente importante, trascendente y clarificador, incluso diríamos que obligado referente, sobre uno de los aspectos que inciden en el entorno de la tragedia de Ribadelago.

Ahora, ya en el siglo XXI, y aunque el horizonte del Ribadelago 1959 parezca lejano en el tiempo, este aporte de documentación que señalamos sobre el crematístico hecho, ¡importante hecho!, de las ayudas solidarias/fraternales españolas para con nuestra tierra, en la gente de Ribadelago, no pierda importancia, y sea, antes al contrario, un activo paso, uno más, que contribuya, en nuestro criterio, a complementar la versátil información sobre este acontecer/suceso/tragedia de nuestra gente en nuestra tierra.

El viernes 9-1-1959 fue, sin lugar a dudas, un día de luto propio y de luto compartido desde las tierras leonesas de Ribadelago (en la Comarca Natural de Sanabria con el resto de las demás regiones de España y el mundo. Nuestra tierra fue el centro impactante de atención de todos los medios de comunicación que, ante la magnitud de la catástrofe -cuyas imágenes recorrieron todos los países-, se volcaron en auspiciar/promover/conseguir ayudas para los afectados. Esa gran labor, ¡extraordinaria labor!, de los medios de comunicación en 1959, lejos de quedar escondida debe ser, por todos nosotros, visualizada, contrastada, documentada, siempre explícita y, sobre todo, finalista. Contribuir al fin para que se pidió/urgió/reclamó tan concreta ayuda puede ser, ¡debe ser!, un objetivo común de todos.