El perfil histórico del conde duque de Olivares no reviste las características de los personajes netamente zamoranos a los que me he referido en otras ocasiones, pero ha sido seleccionado en la Historia de Zamora porque en esta provincia, en Toro, discurrió la última etapa de su vida.

Recordamos ahora que los avatares políticos del país están en plena efervescencia para la designación del nuevo Gobierno, lo que ocurría en el siglo XVII en el que Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde duque de Olivares, fue el principal protagonista de la gobernación en España como valido del rey Felipe IV; muchas de sus decisiones fueron transcendentales para el futuro del país.

Gaspar de Guzmán y Pimentel nació en Roma el 6 de enero de 1587, cursó estudios eclesiásticos en Salamanca. Cuando falleció su padre, don Enrique de Guzmán, en 1607, dejó a Gaspar al cargo del Mayorazgo y recibió el título nobiliario perteneciente a su padre.

En 1615 entró al servicio del príncipe Felipe, futuro rey Felipe IV. En la Corte fue ganando poder y prestigio y una vez que Felipe IV llegó al trono en 1621 fue nombrado sumiller de corps y poco después caballerizo mayor. Estos puestos le sirvieron para ganarse la influencia del rey y conseguir, a base de intrigas, favores y continua lucha entre los nobles de la Corte, llegar en 1623 a ser valido de Felipe IV. Con este nombramiento pudo amasar una gran fortuna gracias a la gran cantidad de territorios, rentas y títulos que adquirió.

España se encontraba entonces inmersa en una gran crisis, la monarquía había perdido el poder que tuviera en el pasado, había perdido gran parte de los territorios que tenía en Europa. Entonces, el conde duque de Olivares decidió llevar a cabo un programa con el que trataba de recuperar el poder y prestigio que había perdido la monarquía y también de concentrar el poder en la figura del propio valido. Las reformas no surtieron el efecto deseado y el fracaso llevó al país a una crisis financiera que produjo la bancarrota.

Esta situación de mal gobierno provocó el descontento de la población y también surgió un levantamiento del pueblo catalán, con lo que el conde duque de Olivares perdió la confianza del rey y en 1643 Felipe IV decidió destituirle.

La ciudad de Toro fue elegida como retiro por el valido conde duque de Olivares después de perder el favor de Felipe IV. En Toro fue recibido con agasajo por el corregidor y comisarios. Se alojó el conde duque en las casas del marqués de Alcañices, donde tuvo muchas visitas, granjeándose pronto el aprecio de la ciudad en la que permaneció dos años, usando con interés del oficio de regidor que, por concesión real, todavía ostentaba para todas las ciudades del reino, hasta que falleció allí el 22 de julio de 1645.