Pocos inicios de año se han presentado con expectativas tan evidentes como en el comienzo de este 2016. La culminación de infraestructuras como la autovía a Benavente y el AVE pueden ser decisivas para que el gran acontecimiento previsto para esta primavera, la edición de Las Edades del Hombre en Toro, marque un punto de inflexión en el turismo y con él en la actividad ligada a los servicios, el sector que cuenta, por ahora, con mejores perspectivas, según avalan los datos de los propios hosteleros que han visto evolucionar el panorama en este último verano con más turistas y mayor consumo tras años nefastos.

Zamora debe estar preparada para recibir ese medio millón de visitas que es la media asociada a las últimas ediciones de la magna exposición desde que se inició este segundo ciclo, fuera de las sedes principales de las diócesis de Castilla y León. Porque será un acontecimiento cuya repercusión traspase las fronteras de la ciudad de Toro, beneficioso para dar a conocer de forma definitiva la riqueza patrimonial y medioambiental de una provincia llamada a situarse en la primera división del turismo interior nacional. Una oportunidad que entraña también un reto para todas aquellas instituciones que, independientemente del signo político de sus representantes, deben estar involucradas y trabajar codo a codo para que la muestra resulte la mejor de los últimos años en cuanto a organización.

Materia prima hay de sobra, solo con la inmensa riqueza de una ciudad, Toro, que atesora uno de los cascos históricos mejor conservados en cuanto a arquitectura civil, además de la monumentalidad e iconografía religiosas. La Colegiata y la iglesia del Santo Sepulcro serán espléndidas sedes que unirán a sus riquezas artísticas las piezas llegadas de otros puntos de la región para completar el contenido de "Aqua", el sugerente título que da nombre a la exposición.

La riqueza enológica de la zona, a través de una Denominación de Origen que da cobijo ya a sesenta bodegas se convierte en el complemento idóneo, porque Las Edades puede resultar una plataforma que contribuya al despegue definitivo de unos vinos cuya calidad viene avalada por los más prestigiosos gurús como Parker o Peñín, pero que tienen ante sí el reto de poder competir en cuando a producción con las poderosas denominaciones del resto de España.

Ha llegado, quizá, el momento definitivo para demostrar que los zamoranos tienen capacidad para poner en marcha iniciativas y trabajar juntos por una provincia que aún renquea gravemente por su situación económica estructural ahondada por la crisis.

Zamora aún tiene mucho camino por recorrer hasta que sean visibles los signos de una recuperación que sigue sin llegar al zamorano medio. Los datos estadísticos siguen dibujando una situación de auténtica emergencia y no solo desde el punto de vista demográfico. Los zamoranos se sitúan entre los que han visto reducirse más su capacidad adquisitiva durante los últimos tres años, están a la cola también en cuanto a sueldos. Esta misma semana, Cáritas reconocía que sigue atendiendo a más de 20.000 usuarios al año. Y ya no todos son parados, sino trabajadores cuyos sueldos no le alcanzan para salir del umbral de la pobreza. Familias que no pueden poner la calefacción ni pagar la factura de la luz en una provincia que encabeza la producción hidroeléctrica del país sin que existan contrapartidas suficientes desde que desapareciera el canon energético.

Urge darle la vuelta a la situación, reconstruir un modelo laboral obsoleto mediante la colaboración entre instituciones, empresas privadas y universidad, en la que se prime la I+D+i ligada a las actividades del sector primario todavía por desarrollar en la provincia. Resulta imprescindible la implicación de las administraciones para la extensión de las redes de comunicación tecnológica. Casi la mitad de la provincia está fuera de la cobertura de altas prestaciones en Internet. Esas nuevas autovías que, sin ayuda institucional, nunca llegarán al ámbito rural que todos los responsables políticos dicen querer preservar. Pues bien, sin la puesta en marcha de negocios que puedan crear empleo, como ya lo hacen con su esfuerzo personal pequeños empresarios en los pueblos de la provincia, que se han hecho un nombre con trabajo y calidad de producto, no habrá nada que preservar. Porque la población joven no tendrá motivos para quedarse. Y todos esos negocios necesitan imperiosamente tener a su disposición las herramientas que los conectan con el resto del mundo en el nuevo contexto globalizado en el que se mueven las industrias. Instrumentos que facilitan la igualdad de oportunidades con los núcleos urbanos que dominan el mercado económico.

Durante 2015 desde este mismo periódico han tomado la palabra jóvenes empresarios dispuestos a intentar luchar desde su provincia, renunciando al destino incierto de una emigración que cada año emprenden miles de sus compañeros de estudios. Por su sacrificio, por su creatividad y por demostrar que las oportunidades aparecen cuando se buscan con ahínco, cuando el empeño no decae y continúan a pesar de las dificultades que encuentran en el día a día, tanto ellos como el resto de las nuevas generaciones de zamoranos, merecen una provincia mejor, esa que tenemos el deber de construir entre quienes formamos una sociedad responsable y que encara el futuro con valentía y decisión, pese a la incertidumbre y las dificultades.