Muga de Sayago, límite de la comarca eterna e inmortal del mismo nombre, ha despedido a José Luis Gutiérrez, pero su nombre y su recuerdo quedan grabados en las páginas más destacables de gloria y esplendor de los últimos tiempos.

La segunda mitad del siglo pasado es una etapa que se inicia con la llegada de José Luis Gutiérrez a Muga, un hecho que se convertiría en crucial para la historia educativa de la zona.

Un grupo de docentes se implicó en el proyecto. Llegamos para celebrar los exámenes de junio tres profesores del instituto Claudio Moyano. Cuando llegó septiembre, se dejó ver que aquel invento iba a funcionar porque el motor mantenía un ritmo que no se veía por otras latitudes y esto quedó claramente demostrado en el curso siguiente con toda claridad y eficacia.

Aquel motor joven e incansable no solo vivía y llenaba su ansia parroquial con atención cuidada, sino que aseguraba la presencia de una segunda etapa, la creación de la residencia, como elemento obligado de un sueño que José Luis había concebido en su alma joven y generosa. En poco tiempo convirtió su parroquia en centro cultural, que atraía con seguridad y firmeza a quienes querían salvar los atajos y malos caminos que en la vida tantas veces tenemos que pisar.

José Luis Gutiérrez convirtió a Muga en referencia educativa única en el mundo. El centro se convirtió en referencia y cobijo para muchos estudiantes de la comarca y de toda la provincia.

La obra de José Luis marcó una etapa histórica, dando una lección permanente de constancia. Únicamente quedó por consolidar el proyecto cooperativista, que también intentó.

José Luis, siempre estarás presente en Muga y en la provincia. Tu obra es un ejemplo universal de solidaridad. Nunca morirá.