El próximo año si Dios lo quiere, Zamora volverá a ser noticia en los telediarios patrios como una de las pocas provincias, junto a Ávila y Melilla, donde el Gordo de Navidad se resiste a caer. Unos, como Madrid y Sevilla, tanto, y otros tan poco como esta Zamora nuestra donde tengo para mí, que la meteorología espanta incluso al premio principal de la lotería de Navidad. Ayer amanecimos bajo cero y claro, el Gordo prefirió irse a la playa. Cayó íntegro en la almeriense Roquetas de Mar. Pero, ¡coñe!, podía haber estado un poquito más repartido.

Prefiero que Zamora sea noticia porque el Gordo de Navidad le cae encima íntegramente que por todo lo contrario. Pero, resulta que aquí lo que funciona es todo lo contrario. El Gordo de Navidad, por lo menos en Zamora, les tocó, a todos aquellos y aquellas que salieron de las urnas victoriosos. Cabe esperar que los victoriosos se sepan de memoria aquello de Kipling que nos recuerda: Triunfo y Derrota son dos impostores a los que hay que tratar de igual forma.

Ya es mala pata que el Gordo se resista. Nuestros loteros no tienen la suerte que ha tenido la Administración número 2 de Roquetas y tantas otras como a lo largo de la historia de este sorteo se han repartido inmisericordemente las tajadas más gordas. Desde la emblemática Doña Manolita a la Bruixa D'Or de Sort, Lotería Valdés de Barcelona o la Ormaechea de Bilbao, se han venido repartiendo el cotarro y de vez en cuando han dejado meter baza a alguna que otra. La Ormaechea bilbaína ha repartido más de cien gordos a lo largo de su historia. En Zamora, ni uno solo.

Solo Doña Manolita, que también atiende a sus clientes por Internet, vende 67 millones de décimos al año y como buen icono su popularidad ha inspirado canciones, anuncios y libros. Hay una copla muy famosa de doña Concha Piquer que tiene en Doña Manolita el atractivo de su letra. Todos estos nombres son evocadores de sueños, de ilusiones, y también de sueños cumplidos y de ilusiones fraguadas. Lotería Sagasta en Sevilla es conocida como "la de los millones". Las nuestras, las de Zamora, no tienen apodos que valgan. La de Víctor, la de Angelita, la de Encarnita. Y todas a la espera de que su nombre suene a nivel nacional y con ellas esta Zamora nuestra en cuyo vocabulario no entra la palabra suerte. Si acaso otras palabras: trabajo, esfuerzo, faena, voluntad? Pero nada más.

Espero y deseo de corazón a los lectores de La Opinión-EL CORREO DE ZAMORA, que la lotería del trabajo no deje de sonreírles nunca y que el resto de premios sean el de la salud y todo lo demás. Es decir, todas aquellas cosas con las que soñamos y a las que el Gordo de Navidad no va a contribuir este año. Porque, este año, el Gordo volvió a pasar de largo.