En el Ayuntamiento de la capital, que por cierto pierde 600 habitantes en el último padrón, no se ha dejado de trabajar pese al fragor de la campaña electoral y sus resultados. Eso es lo que hace Guarido, el alcalde: trabajar, trabajar y trabajar. No necesita salir para hacerse la foto, ni viajar en el coche oficial para ir a mendigar lo que sabe que no le van a dar, ni acumular dietas aunque se haya recortado a la mitad el salario. Ya hubo bastante de todo eso, que terminó en nada -con proyectos pendientes y estancados, deudas importantes, y la ciudad hecha una pena- durante los últimos 20 años con el PP al frente.

Así que se aprecia la dedicación, el ritmo y el tono que va adquiriendo su gestión, solvente y detallada, seria y rigurosa, lejos de los anteriores brindis al sol. Hace pocos días, el alcalde y su equipo de concejales de IU y PSOE presentaron una lista de obras, atrasadas o nuevas, para las cuales buscará financiación europea, aunque algunos de estos proyectos cuenten aparte con inversiones más modestas dentro de los presupuestos generales del Ayuntamiento que también ahora acaban de elaborarse y conocerse. Sin prisa ni pausa, como anunció desde el principio, quiere el alcalde ir dando cumplimiento a tanto asunto sin resolver como se encontró a su arribada a la Casa de las Panaderas.

Destaca entre los nuevos proyectos, precisamente, la ampliación y mejora a la accesibilidad del edificio consistorial, con nuevo acceso por la parte trasera, la calle Costanilla, y la construcción de nuevas dependencias con una superficie total de 444 metros cuadrados en cuatro plantas que prestarían un gran servicio tanto a los funcionarios como al público, y que contaría con ascensores para personas de reducida movilidad. Entre los planes retomados, el más importante y para el que se precisa una mayor inversión es la rehabilitación del mercado de abastos, objetivo prioritario del equipo de gobierno municipal que busca en Europa fondos comunitarios que permitan adecuar y modernizar el histórico recinto. No será fácil lograr esas ayudas pero se confía en ello, aunque la cuantía destinada sea menor.

Y es que hay que contar, en cualquier caso, con el presupuesto del Ayuntamiento para el año que asoma ya a la vuelta de la esquina, y que dedica al capítulo de inversiones 5,5 millones de euros, 870.000 más que el ejercicio actual, de un total de 56 millones largos, medio millón menos debido a la rebaja del IBI y la supresión de la tasa de basuras, que se ha compensado en parte con la reducción de los sueldos de la primera autoridad municipal y de los concejales liberados. Dentro de esos fondos para inversiones se incluyen los dirigidos a esos proyectos a medio hacer y a los nuevos -muchos entre unos y otros- que quedan pendientes de las subvenciones que habrán de llegar de las instituciones, regionales, nacionales o europeas. Las deudas alcanzan un montante de 2,4 millones, aunque existe una previsión de 600.000 euros más para el nuevo pago por la operación del fantasma edificio municipal que no se construyó. Parecen unos presupuestos muy trabajados, equilibrados y razonables.