Cada día que pasa vemos con mayor frecuencia noticias de atentados, de violencia de género, de pérdidas de vidas humanas en circunstancias que no hemos evitado a tiempo y que luego lamentamos.

El abominable atentado de Kabul, en el que perdieron la vida dos policías españoles ha propiciado minutos de silencio, manifestaciones más o menos multitudinarias, desgarros de familias y expresiones de dolor a través de unos y otros medios.

Las mujeres que están muriendo asesinadas a manos de quienes no encontraban otra forma de imponer su voluntad, nos debería avergonzar a todos los que no somos capaces de evitar que esto ocurra.

No podemos responder a la violencia con más violencia, no debemos evitar las muertes causando más muertos; nuestra condición de seres humanos debería llevarnos a hacer uso de la razón. Pensemos, razonemos, busquemos soluciones que eviten atentados y crímenes por violencia de género.

Desde que existe la sociedad, la "polis", existe también la lucha por demostrar la superioridad de unos para con otros aunque sea recurriendo a la violencia. Se cita con frecuencia la frase " Homo hómini lupus" cuando se hace referencia a los horrores de los que es capaz la humanidad para consigo misma. Esta locución fue creada por Plauto (254-184 a.C.): "El hombre es un lobo para el hombre".

El filósofo Hobbes, en el siglo XVII, decía que "la sociedad vive en un estado de guerra permanente de todos contra todos". El Leviatán, aquel monstruo marino descrito en la Biblia como inhumano y destructor, que se toma como representación del demonio, lo utilizó Hobbes como título de su obra que trata de la naturaleza humana y de cómo se debe organizar la sociedad. Explica la aparición de las normas y de las distintas formas políticas. Para Hobbes el origen del Estado es el pacto que realizan todos los hombres quedando subordinados entre sí a un gobernante que es el que debe procurar el bien para todos. Propone Hobbes que la organización política sea un Estado que limite o prohíba al hombre atentar contra la vida de los otros, es decir, que supere el estado de la naturaleza garantizando la paz. Pero si en el Leviatán se dice "Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable"; hagamos todos lo posible para obtener lo necesario con el uso de la razón y desterremos la violencia en todas sus modalidades.

Como contrapunto a la frase de Plauto, Séneca escribió : "El hombre es algo sagrado para el hombre".