Ni ángeles ni demonios. Hay un término medio para definir a los jóvenes y menores. Ni criminalizarlos a todos ni intentar una bula generalizada porque de todo hay en esa viña tan concurrida. El mundo, el demonio y la carne, no sé si por ese orden, también son enemigos de esos proyectos de hombres y mujeres de mañana que son nuestros jóvenes y menores. Y como son nuestros, hay que ayudarles y no mirar hacia otro lado. Hay que estar a su lado y tratar de explicarles, a lo mejor de otra forma diferente a la empleada hasta ahora, que hay cosas que no son buenas para su salud física y mental.

Me parece tremendo que, según una estadística del Ministerio de Sanidad, la mitad de padres españoles desconoce que sus hijos menores beben alcohol. Lo tienen en casa y a las puertas de casa y apenas se pone celo para impedir el contacto de todos ellos con el alcohol. No hay más que ver, viernes y sábado, cómo se ponen los supermercados de chavales y chavalas. Unos, los menores, compran las litronas de refresco que sirven para mezclar. Y el que DNI en mano puede demostrar su mayoría de edad, se encarga de comprar el alcohol, lo demás llega por añadidura. Y beben desaforadamente por igual, los chicos y las chicas. En ese terreno la igualdad es absoluta. Obviamente es un terreno de igualdad equivocado.

El 20% de los padres dicen saber que sus hijos menores beben. El 36% lo desconoce. Pero la cifra que no cuadra es que casi la mitad dice que sus hijos menores no prueban el alcohol. Ahí es donde entran en juego los datos estadísticos del Ministerio de Sanidad. Datos que revelan que 8 de cada 10 menores reconoce haber tomado alcohol y que uno de cada tres lo hace todos los fines de semana. A la mayoría de los padres les preocupa los efectos del consumo a corto plazo, o sea, las peleas y los accidentes, pero no lo realmente importante, es decir, los problemas de salud que el consumo continuado de alcohol genera: alcoholismo, alienación y enfermedades mil producto de la ingesta alcohólica.

No sé si los padres son en verdad unos inocentones o es que los hijos mienten como bellacos, porque lo cierto es que el inicio de consumo de alcohol en España está en 14 años. Minoría de edad. Hay un cóctel, en el que toda la sociedad ha sido y es absolutamente permisiva, que acabará pasando, que ya está pasando factura: alcohol, drogas blandas y duras, videojuegos, porno por internet, teléfonos móviles, Internet y exceso de televisión y no precisamente para ver "Saber y Ganar". Todo ello mezclado, está haciendo estragos en menores y no tan menores. Pero nadie dice nada y hay quien ve de color de rosa el futuro de los consumidores de semejante cóctel que se está tomando en dosis preocupantes.