Ni en festivo ni en diario tienen solución los males del comercio zamorano. En el resto de Castilla y León parece que al comercio de toda la vida no le va tan mal, sin embargo en Zamora, la mayoría de los empresarios siguen quejándose, entiendo que con razón. Si no hacen caja de lunes a sábado, no creo que ni en uno ni en dos festivos vayan a recuperarse. Y con su recuperación la del favor del público. Revienta escuchar que los consumidores zamoranos se desplazan a otras provincias, Valladolid y Salamanca, fundamentalmente, aunque en los últimos tiempos León gana adeptos.

No sé qué le pasa al comercio de Zamora que, salvo excepciones, no remonta. Las jubilaciones y el cierre por razones obvias están a la orden del día. Sorprende comprobar que mientras el comercio de Zamora languidece, cada día se abre una nueva gran superficie de propietarios orientales. Lo que coloquialmente llamamos "un chino". Si empezamos a contabilizar, tienden a superar al comercio tradicional. También es cierto que los zamoranos tradicionales ayudamos a mantener esas cajas foráneas que, tengo para mí, no dejan en Zamora ni un solo céntimo de lo que atesoran.

A ver a cuántos ciudadanos chinos se ven en los bancos y cajas de la ciudad. Para coincidir con uno hay que echar instancia. Servidora no tiene nada contra los ciudadanos chinos ni sus establecimientos, faltaba más, pero no quiere ver cómo se pierden los comercios de toda la vida.

No sé qué podría hacerse para revitalizar lo que no hace tantos años dinamizaba la vida de Zamora: el comercio. Las organizaciones empresariales deberían estar menos politizadas y luchar, no con la boca pequeña, sino con hechos por los de su misma condición empresarial. No se puede estar todo el santo día premiando y alabando a los que un día decidieron irse de Zamora y restregarnos por todo el morro su éxito y olvidar a los empresarios que resisten, a los que permanecen, a los que se quedaron porque siguen teniendo fe en su tierra, porque si todos se van, apaga y vámonos. Desde la Patronal Azeco deberían contar con mecanismos para reconocer públicamente a todos esos empresarios que se hicieron en Zamora, se jubilan en Zamora y dejan que sus hijos continúen con el negocio familiar.

Porque, esa es otra, vaya usted a pedirle a un foráneo para un tema solidario, no saben, no contestan, no hablan el mismo idioma. Solo los empresarios del comercio zamorano están a la altura debida. Pero languidecen. Y se van marchando. Algunos establecimientos bajaron un día la trapa y no la han vuelto a subir. Otros se arriesgan y lejos de tirar la toalla vuelven a intentarlo en ubicaciones nuevas. Hagamos algo por ellos. Son los nuestros. Merecen una respuesta positiva por parte del consumidor en jornada de diario y si se tercia, también en jornada festiva.