Un informe de la Fundación Línea Directa sobre "El copiloto y su influencia en la prevención de los accidentes de tráfico" determina que la combinación más segura en el coche es una mujer conduciendo y un hombre al lado. No seré yo quien cuestione este estudio, pero reconozco que no he podido evitar reírme a carcajadas cuando lo he leído. Seré la excepción que confirma la regla, pero a mí me parece una combinación nefasta. O eso, o que los hombres de mi vida son unos impertinentes y unos plastas incapaces de estarse calladitos cuando yo estoy al volante. Por si alguien lo está pensando, no es que yo conduzca mal y necesite a alguien dándome la brasa al lado, es que parecen incapaces de morderse la lengua. "Cambia ya de carril...", "cuidado con el de delante...", "pon la tercera ya que lo revolucionas..." y así kilómetros y kilómetros hasta que se te hinchan las narices, paras en el arcén y renuncias a tu turno de conducción. ¿Qué quiere ir él conduciendo todo el rato de Alicante a Vigo?, pues adelante. No, no hablo solo de mi pareja. También de mi cuñado, del amigo con el que comparto coche para ir al trabajo e incluso de mi hijo que acaba de apuntarse a la autoescuela. Todos unos sabiondos y unos pesados. Y no solo me pasa a mí. A mi amiga María Dolores le ocurre igual. Nosotras cuando vamos de copiloto nos entretenemos viendo los árboles y las vacas a través de la ventanilla o durmiendo, pero ellos parecen incapaces de quitar la vista del parabrisas y de pisar compulsivamente el suelo como si tuvieran el freno bajo la suela del zapato.

¿Significa esto que el informe sobre los copilotos es falso? Puede que no porque asegura el estudio que el perfil del acompañante perfecto es el de un hombre entre 60 y 69 años, que no distrae al conductor y está pendiente de la señalización, del mapa y del resto de ocupantes, mientras que el imperfecto suele corresponder a un joven de 18 a 29 años que no para de hablar y critica continuamente al conductor. Algunos de los míos ya peinan canas, pero por lo demás, clavaditos. Lo malo es que cuando los acusas de machismo y de dar por bueno el viejo refrán de "mujer al volante, peligro constante" se indignan y niegan que se dejen llevar por tópicos sexistas. El problema, aseguran, es que ellos conducen mejor que yo. De nada sirve recordarles que soy la única que no ha tenido jamás un accidente al volante y que mantiene todos los puntos del carné. Supongo que los hombres son así. La mayoría cree que las mujeres nos manejamos peor, aunque las estadísticas de siniestralidad demuestren año tras año todo lo contrario.