Lo es, del barro, de la madera, del cartón piedra, del bronce. No en vano, entre los múltiples galardones que atesora, figura la Medalla de Plata de ámbito nacional como Artesano Ejemplar, que recibió en el año 1973. Antes y después, su trabajo ha sido incesante. La de don Jaime Domínguez Álvarez es una historia apasionante que nace en 1932, precisamente el año de su llegada al mundo. Su padre tenía un taller de construcción de carros. En ese ambiente crece como artista y como persona utilizando las maderas y las herramientas como juguetes. Sus manos eran hábiles, prodigiosas, mañosas. Aquel niño estaba llamado a realizar grandes obras. Tenía una enorme capacidad creativa y las habilidades manuales necesarias. Primero fue el barro de Valorio que él convertía en figuras en el patio de su casa que, en verdad, era un patio muy particular.

En la escuela de San Ildefonso de Zamora aprende dibujo a la vez que se inicia en el mundo laboral. Profesores y artistas reconocían el potencial de aquel chaval que se hizo a sí mismo, de forma autodidacta, participando en exposiciones colectivas de escultura donde empezaron a lloverle los galardones. Como aquel Primer Premio Nacional de Escultura, logrado en Santander cuando corría el año 1948. No tengo espacio suficiente para desgranar las bondades artísticas de don Jaime, el último de seis hermanos con notables aptitudes artísticas.

Don Jaime es el autor de dos de los gigantes más emblemáticos de los que forman el patrimonio de Capitonis Durii: El Cid y Bellido Dolfos. Siendo como es un hombre generoso, tremendamente sencillo y con una bondad que es vitola en toda su familia, con motivo del X Aniversario de la conocida Asociación Cultural de Gigantes y Cabezudos que el pasado sábado celebraba por todo lo alto su gala aniversario, don Jaime les va a hacer entrega, como regalo de aniversario, de un tercer gigante de su creación, el quinto de la Asociación. Esta vez las manos del artesano darán vida al rey Sancho. Un nuevo hijo a sus 83 años. A sus 83 otoños que en don Jaime más parecen primaveras dada su apostura. Es la forma que tiene de seguir haciendo realidad sus sueños en los que pone la misma ilusión y el mismo cariño que han sido ingredientes de su trabajo a lo largo de tantos años.

Años que se cuentan por premios: la "Reja de Oro" en Exposición para el Campo y Artes Varias, en la Universidad Laboral de Zamora o el Primer Premio Internacional a Jóvenes Escultores que le permitió participar en el Tercer Concurso Internacional de Escultura de la Escuela "La Paloma" de Madrid. Solo por su "Cristo del Dolor", el magnífico Yacente que desde hace unos años descansa en la iglesia de La Magdalena, don Jaime merece no solo el reconocimiento de Zamora y de sus instituciones más relevantes, sino el homenaje de todos los zamoranos que admiramos su obra.