Alfonso X, hijo primogénito de Fernando III El Santo comenzó su reinado en el año 1252, distinguiéndose enseguida por su interés en concretar y actualizar la legislación que habría de aplicarse en sus territorios.

En los años 1254 y 1255 publicó los códigos titulados El Espéculo y El Fuero Real, comenzando al siguiente año la redacción de Las siete partidas, un extraordinario compendio de filosofía, moral, derecho y lenguaje. Los trabajos de redacción y confección de los citados textos fueron encargados por el rey a varios zamoranos, destacando por su profundísimo saber Fernando Martínez, canónigo y arcediano de Zamora, también colaboraron fray Juan Gil de Zamora y Ferrán Pérez Ponce.

El Espéculo, cuya denominación deriva de su consideración como "espejo del derecho", es un cuerpo legal compuesto de cinco libros, en los que se alude a leyes que serían desarrolladas posteriormente.

El Fuero Real mostraba una clara tendencia a la homogeneización del derecho de los distintos territorios pertenecientes a la Corona de Castilla, el rey inició en el año 1255 este proyecto en el que en vez de servirse de otros textos forales al uso, tomó la decisión de dar vigencia a un nuevo fuero del cual había sido el creador. No fue un derecho castellano propiamente dicho, sino únicamente un fuero que se concedía por el rey a diversas ciudades según su libre criterio.

Las Siete Partidas fue un cuerpo normativo con el que se intentaba crear un código jurídico unificado en el Reino de Castilla. La obra en sí se puede considerar como uno de los legados más importantes de Castilla. Una obra que contenía leyes que fueron usadas y ejecutadas en Iberoamérica hasta el siglo XIX. Lo más interesante de todo es que estas normas también trataban temas filosóficos, morales y teológicos.

Alfonso X llevó a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda, concediendo numerosas ferias y reconociendo al honrado Consejo de la Mesta. El monarca falleció en Sevilla el 4 de abril de 1284.