A la muerte de Alfonso VI, rey de Castilla y León, le sucedió en el trono su hija Urraca I, que era sobrina de doña Urraca de Zamora.

Recordemos que Alfonso VI era hermano de doña Urraca de Zamora, que recuperó el trono de León y Castilla a la muerte de su hermano Sancho II.

Urraca I de León tenía una hermana: Teresa, conocida como la infanta de Portugal. Después de varias luchas entre ambas hermanas en zona portuguesa Urraca I sitió a doña Teresa en Lamiano en 1125, concertando luego capitulación por la que la monarca cedió a doña Teresa las plazas de Zamora, Toro y otras comprometiéndose esta a ayudarla contra todos sus enemigos. Vino doña Teresa a residir en Zamora, con sus cortesanos, dándose nombre y aparato de reina en cuantas manifestaciones se ofrecían, lo que ya era síntoma de lo que había de producirse más tarde con la fundación del reino independiente de Portugal. Continuaba doña Teresa en Zamora con usanzas de reina, y en la iglesia del Salvador de esta ciudad llevó a cabo con gran pompa el acto de armar caballero a su hijo Alfonso Enríquez que tenía entonces catorce años.

La reina doña Urraca I tenía un hijo al que había puesto también el nombre de Alfonso. Su muerte, en 1126, puso en marcha discutidos derechos de sucesión de los primos.

El joven hijo de doña Urraca I fue coronado en la Catedral leonesa y enseguida, conociendo las tendencias separatistas y el carácter inquieto de su tía Teresa, se encaminó a Zamora con el propósito de atajar nuevas intentonas de independencia, pero doña Teresa no esperó a la llegada de su sobrino y marchó a terrenos lusitanos dejando a disposición de Alfonso VII la ciudad de Zamora. No deseando el estado de guerra con su tía la condesa de Portugal, propuso el rey una conferencia para fijar buenas relaciones y en Ricobayo se concertó la amistad, reconociendo aquella la dependencia del rey de Castilla y León.

Regresó doña Teresa a Zamora en 1128, pero hubo nuevos conatos de rebeldía por parte de la condesa de Portugal que pugnaba por la independencia. Reunió el monarca a su ejército en Zamora y pasó a Portugal sojuzgando de nuevo a la rebelde doña Teresa.

Finalmente, en 1139, Alfonso VII y su primo el conde de Portugal Alfonso Enríquez, después de varias contiendas y vacilaciones celebraron conferencia en Zamora, ante el cardenal Guido, legado del papa Inocencio II, en la que reconocía al hijo de la infanta Teresa y de Enrique de Borgoña como rey de Portugal.

(Fuente: Historia General Civil y Eclesiástica de la Provincia de Zamora, de Ursicino Álvarez Martínez).