Los medios de comunicación nos están recordando constantemente que, el próximo día 20 de diciembre hay cita en las urnas para celebrar elecciones generales al Congreso de los Diputados y al Senado, y ello pese a que hasta el día 4 de diciembre, no comienza la campaña electoral.

Leía, días pasados, la entrevista que le hacían al presidente de un gran banco, un hombre hecho a sí mismo, a quien le han otorgado el premio filantropía y me llamó la atención su respuesta: "Mis padres me inculcaron cinco valores: esfuerzo, responsabilidad, honestidad, respeto y la importancia irrenunciable de la palabra dada"

Estos cinco valores, con carácter general, pueden constituir la norma de cualquier aspirante a ocupar un puesto en el Congreso de los Diputados o en el Senado, con independencia del Partido o Grupo Político que represente, con independencia de su ideología, credo político o religioso.

A los anteriores valores, que deben constituir la norma de conducta de todos nosotros y de todos los hombres de bien, recomendaría a los aspirantes a ocupar un escaño en las Cámaras Alta y Baja que, por favor, no prometan lo que de antemano, saben perfectamente, no van a poder cumplir, pues, los ciudadanos estamos hartos de oír, que no de escuchar, miles de promesas, después, incumplidas, que suenan a hueco, más propias de vendedores de baratijas de mercadillo, o charlatanes de feria, que amén de merecer todo mi respeto, créanme, que en mi infancia, les prestaba atención, los admiraba, por la facilidad de palabra, hasta que descubrí que siempre repetían lo mismo; a los políticos, salvo excepciones, que las hay, les suele pasar igual, pues, parece ser que todo hay que repetirlo, no sé si también, en su vida de estudiantes, eran repetidores habituales de curso; así repiten en las listas para tratar de conseguirse un escaño, prueba evidente de que tienen apego a la poltrona, y suelen repetir, elección tras elección, el mismo mensaje, son repetidores natos.

Les gusta repetir en el cargo, porque ello, presumo, lleva aparejada una buena nómina, buenas relaciones en la villa y corte de Madrid, para así situarse y a esperar otros cuatro añitos, para asegurarse el condumio, ("manducare" en latín), ser complacientes con los altos cargos de los partidos para que les incluyan en las próximas listas electorales y así, hacer carrera política y convertirse en profesionales de la política, ("res publica") y, en muchos casos, dejar de ser mileuristas, olvidar la fábrica, la oficina o la obra, mientras el resto de ciudadanos, tenemos que vivir de nuestros trabajos y profesiones, para las que, en general, no corren buenos tiempos y los más jóvenes, tienen que irse al extranjero a trabajar, y, no precisamente en la profesión para la que se han formado y han dedicado su adolescencia y juventud y ello para recibir a fin de mes no más de un puñado de euros, libras esterlinas o dólares, cuando los "profesionales de la política", a veces, sin profesión en la vida civil, reciben, a fin de mes, varios miles de euros en su nómina.

Resulta, cuanto menos, chocante que los profesionales de la política desde las tribunas recomienden a los ciudadanos de a pie "apretarse el cinturón" cuando muchos ciudadanos, ya no tienen ni para comprarse el cinto.

Créanme que no acudo a esos eventos, esto es, a los mítines, pues, como otros muchos ciudadanos, honestamente creo que es más de lo mismo, da la impresión que el ciudadano, en realidad, solo interesa en la medida de que es un posible votante, y después, si te veo no me acuerdo, e ignoran la realidad cotidiana, del día a día, del sufrido ciudadano.

Les recomiendo señores aspirantes a un escaño, tomen como lema los valores que tantos padres no han inculcado, al menos a quien estas líneas escribe. El esfuerzo, sin esfuerzo no se consigue nada, nadie nos va a regalar nada, tal vez, sí a ponernos la zancadilla; la responsabilidad de lo que decimos y hacemos, pues, ya está bien de palabrería; la honestidad que no solo se circunscribe al largo de la falda o abertura del escote, eso es moralina, el respeto con el adversario y sí la crítica constructiva y fundada, basta ya, de referencia al pasado, y miremos al futuro con esperanza e ilusión, y el valor de la palabra dada, importantísimo a la hora de obligarse y para que los ciudadanos consideren y valoren a sus representantes, pues, en caso contrario, les van a considerar auténticos "don nadie", y eso no anima a votar. Todos hemos de ser responsables para hacer una sociedad más justa una mejores relaciones entre nosotros.

Pedro Bécares de Lera (Zamora)