Pues sí, era lo que le faltaba a Rajoy, y por tanto al PP, cada día que pasa más cerca de la debacle que pondría fin en las urnas, por mandato del pueblo soberano con sus votos, al nefando bipartidismo e impondría un Gobierno de coalición, sea de derechas o izquierdas pero sostenido, desde el mismo frente del poder o desde la sombra por el centro que, de entrada, representa Ciudadanos.

El caso es que el diario digital Elespañol.com, creado y dirigido por el veterano Pedro J. Ramírez, una de las víctimas de Rajoy, ha retomado estos días el tema de los papeles de Bárcenas, con revelaciones que se concretan en unas anotaciones, luego desaparecidas, de la mujer del senador y extesorero del PP en las que se incluyen detalles de cómo eran las entregas de dinero negro a dirigentes del partido, entre ellos el todavía presidente del Gobierno, e incluso a pagos por obras en su domicilio.

Como la venganza es un plato que se sirve frío, el diario digital ha esperado al momento preciso para dar a conocer su información, en serial. Otra cosa es el efecto que pueda tener en el electorado, aunque positivo no puede ser. Pero, por lo pronto, el PSOE y Podemos ya han pedido una comparecencia urgente de Rajoy en el Congreso para dar explicaciones. Que no dará, claro, amparándose en la mayoría absoluta de que aún disfruta, aunque se le está a punto de acabar. Pero todo esto vuelve a oler demasiado mal y demuestra el grado de degeneración democrática al que se ha llegado en el país.

Se le acaban las bazas a Rajoy. A expensas de lo que pase en Cataluña y de que haya de suspender la autonomía, lo que le supondría un buen puñado de votos de última hora -aunque los independentistas están dispuestos a esperar para no beneficiar al PP- el presidente fía buena parte de sus posibilidades a la recuperación económica. Justo, por cierto, cuando se confirma un año más que Zamora es la provincia con los salarios más bajos de la región y una de las que se sitúa en este sentido a la cola de España, con una enorme pérdida de poder adquisitivo que se mantiene desde el inicio de la crisis.

Claro que, eso sí, los gerifaltes del PP harán que el Alvia pase por Zamora, y en vez de tardar dos horas para ir a Madrid, o volver, solo se tardará hora y media. No es de extrañar que sus propagandistas con sueldo vaticinen el milagro del despegue económico y social. Habrá listas de espera, como en la sanidad pública, de empresas que quieren venir a instalarse en la provincia y crear puestos de trabajo en precario. Y encima, con pueblos abiertos que no se cerrarán según manifiesto de los cargos del PP local, en réplica con foto y pancarta a las palabras de Albert Rivera anunciando su intención de fusionar municipios, esperando encontrar en los núcleos rurales un pilar para su campaña.

Lo malo para los del PP es que, como partido aliado de unos u otros, o de ninguno de ellos, que todo puede ocurrir, es muy probable que sea Ciudadanos el que de verdad gobierne.