En la tarde noche del jueves saltó a la escena pública una campaña especialmente disparatada o, quizá peor, cargada de maldad. Agitan -y siguen- una idea que ya me dirán: España puede sustituir a Francia como gendarme en África para que Francia traslade sus efectivos militares a Oriente Próximo donde se está jugando el destino de Europa y no solo de Europa. Como siempre, el incorregible ministro de Asuntos Exteriores García Margallo salió a rematar la pelota diciendo que sí, que "España puede suplir los esfuerzos de Francia en Mali y en Centro África".

La verdad es que España apenas tiene Ejército. Lo poco que había lo acabó de rematar ZP. Si nos metemos en solitario en el avispero africano, que terminará por ser aún más complicado, duro y decisivo que el lío en curso de Oriente Próximo, cometeríamos un disparate mayúsculo. Sospecho, como apuntaba antes, que se trata de una añagaza criminal porque tal operación se saldaría con un fracaso rotundo y un repliegue tal que nos costaría la pérdida de Ceuta, Melilla y las Canarias que desde el 98 están en la agenda expansionista de EE UU.

A las pocas horas de la letal ocurrencia el asalto al hotel de Bamako mostró hasta qué punto la situación allí es explosiva. Pero en vez de ser un dato disuasorio desde algunos focos ha funcionado como argumento a favor de nuestra intervención en solitario. Tras el golpe en Mali, tan grave, algunos medios han replegado velas con mil trapisondas pero, cuidado, alguien nos quiere dar el golpe de gracia. Cuenta con una quinta columna temible.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente la "Marcha turca", de Mozart).