El género "western" es tan duradero como el mismo imperio construido moralmente sobre su épica. Hay un "western" clásico, un "western" paródico ("espaghetti western"), un "western" irónico, un "western" crepuscular y un "western" postmoderno, entre otros, pero un universo mítico no se consuma hasta que es capaz de desarrollar su propia desmitificación, y realimentarse con ella. Al "western" desmitificador, que ya tiene recorrido, pertenecería "The Homesman" ("Deuda de honor"), del gran Tommy Lee Jones, que mete bisturí al machismo radical de la verdadera conquista del oeste, y lo hace con el afán simplificador, el esquematismo y la rudeza expositiva propios del género, un estilo que, queriendo o sin querer, homenajea con su brutalidad al propio objeto de la narración. Un "western" nos reconcilia siempre con el cine, porque su verdad es la que nos enseñaron de niños, y lo mamado está en las células.