Hoy se cumplen 40 años de la muerte del dictador Francisco Franco. Cuando "el hecho biológico" sucedió yo casi era joven, estaba casado, tenía dos niños, vivía en Madrid y no sabía por dónde discurriría la historia de nuestro país ni cómo me afectaría. España en esos momentos no solo era una dictadura pura y dura, ignorada por todos los países significativos del mundo sino que también estaba arrinconada por el terrorismo de ETA que buscaba conseguir una independencia para Euskadi. El tiempo ha pasado como casi siempre, con gran rapidez, y vi morir al dictador en la cama en 1975; voté en las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977; voté a favor de la Constitución en el referéndum del 6 de diciembre de 1978; vi por TVE el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 ya en Zamora; me emocioné con el triunfo socialista en los comicios de 1982; sentí un dolor inmenso por el asesinato de 192 personas en el atentado terrorista de los trenes de Atocha el 11 de marzo de 2004; empecé a sufrir, como la mayoría, la crisis económica de 2007, el mismo año en que sufrí el desgarro personal más duro de mi vida; escuché incrédulo el anuncio del cese definitivo de la actividad armada por parte de ETA en 2011 y, por último, leí estupefacto la declaración unilateral de independencia aprobada por el Parlament de Catalunya hace escasamente unos días. Seguro que cada persona de mi edad tendrá su propia cronología de fechas enroscada a su vida. Así leído, de corrido, parece que el tiempo ha dado mucho de sí ¡Y queda tanto por hacer en este país!

No pienso quejarme de lo que me ha tocado vivir entre otras cosas porque muchas veces eres un junco frente al viento. He tratado de actuar coherentemente según lo que sentía en cada momento en el orden social y político ¡Claro que he cambiado y pobre del que diga que nunca lo ha hecho!

Siempre se dice que estamos en un momento crucial para nuestro país. Analizando los hechos anteriores, sin duda se podría haber usado esa expresión muchas veces y es que la vida es a veces pura y simple repetición pero vivida por personas diferentes. Eso la hace distinta.

Desconozco cómo será el futuro de nuestro país que es una parte pequeña del mundo en que vivimos, plagado de incógnitas. Solo sé que no podemos ni debemos ser indiferentes a lo que nos rodea y tenemos que luchar por nuestras convicciones y tomar partido. No nos podemos encerrar en nuestro caparazón personal o familiar. Si lo haces, otros se aprovecharán de tu actitud.

Salud y suerte.

(*) Miembro del Foro Ciudadano de Zamora