El ligero pero sostenido repunte que se viene registrando últimamente en el número de muertos en accidentes de circulación es un dato preocupante y más tras haber conseguido antes y durante una década rebajar considerablemente el número de víctimas, aunque fuese real, como se argumenta, que los duros efectos de la crisis económica contribuyeron a ello al hacer que se rodase menos y a menor velocidad. Pero la Dirección General de Tráfico toma medidas, aunque nunca deje de tomarlas, para revertir la tendencia detectada y volver a unas cifras que sean las menores posibles.

El objetivo, por utópico que sea, de la DGT es claro y rotundo, y así lo está dando a conocer en ese folleto informativo que se ha distribuido en todos los diarios del país y en otros medios: fallecidos, cero; heridos, cero; congestión, cero; y emisiones, cero. Siempre hay que intentarlo, por imposible que parezca, y para ello se quiere contar con la utilización cotidiana de las nuevas tecnologías y la colaboración personal de cuantos de una u otra forma y manera son parte activa dentro del ámbito de la circulación. Porque la campaña no va solo dirigida a los conductores sino a todos, viandantes incluidos.

Se trata de un proyecto ambicioso, que ya ha empezado a ponerse en marcha y que seguirá haciéndolo sin solución de continuidad, esperándose que la participación ciudadana se apunte a una idea que redundará en beneficio común. Hoy, el 80 por ciento de las personas usa teléfonos móviles inteligentes por lo que esa será la herramienta principal de la plataforma digital de Tráfico, sin descartar otros dispositivos, naturalmente, una interconexión que se transformará así en un punto de información vial en tiempo real, donde cada uno puede ser suministrador y receptor de los datos, a través de las distintas aplicaciones para este fin, alguna ya creada y otras que se irán incorporando enseguida.

Lo que la DGT pretende es que cada conductor, o cada motorista, o ciclista o peatón pueda proporcionar de forma anónima y consentida los datos que considere que contribuyan a un tráfico mejor, más seguro y más fluido y fiable en todo momento. Por ejemplo, informando de sus desplazamientos, de atascos o vías cortadas, de accidentes, de desvíos, de averías, de auxilio en carretera y de cuantos problemas pueda hallar o puedan surgir en el trayecto. Algo que ya se viene haciendo, cuando es necesario, gracias a los servicios de emergencias, pero que además ahora se convertirá en un nexo de comunicación y unión directas, de veracidad y rigor garantizados, entre el usuario conectado a la plataforma y la propia Dirección General de Tráfico que a su vez puede intercomunicar a los conductores o peatones de las incidencias para que sean extremadas las precauciones y se tomen las medidas adecuadas.

La idea es buena y falta por ver la colaboración obtenida, que se cree puede ser importante, lo mismo que los resultados. Aunque todavía quedan aspectos por pulir antes de su generalización. Hay quejas sobre el gasto de las baterías de los móviles, que han de funcionar con las aplicaciones en segundo plano y con la localización encendida, por ejemplo. La tecnología resolverá los escollos, hay que suponer.